No es la corrupción kirchnerista. Tampoco son los informes de su programa PPT. Ni los imitadores, ni la sueca Larrson. El fenómeno es Jorge Lanata. La gente lo mira y lo sigue, haga lo que haga, diga lo que diga. Magnetiza a la audiencia con su estilo, sus contradicciones y sus palabras, siempre provocativas.
Lanata es hoy el pararrayos de casi todos los que no simpatizan con el modelo kirchnerista. Es el faro, el nuevo ídolo de los que odian a Cristina, a sus ministros, a la Cámpora y a 678. Es la nueva estrella del Grupo Clarín para fogonear en los medios al gobierno.
También es el principal destinatario de los durísimos ataques de los periodistas kirchneristas, que lo detestan y lo critican constantemente. Le hacen un gran favor: lo alimentan y Lanata se hace cada vez más grande.
Lanata es el nuevo Neustadt.
El domingo su programa tuvo más de 30 puntos de rating. Casi todos la TV habla de él y las principales revistas de esta semana lo pusieron en sus tapas. Lanata es rating, poder, farándula, dinero y denuncias. Good Show!
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