(columna publicada el viernes 21 de noviembre en el diario El Cronista)
Las empresas de tecnología crecen sin freno y sus marcas se acercan al deporte más convocante del planeta. Tienen sus arcas llenas de dólares y los clubes de fútbol caen rendidos a sus pies. Esta semana en España se anunció la alianza entre Microsoft y el Real Madrid. El objetivo a largo plazo es, en palabras del presidente Florentino Pérez, ?emprender el camino hacia una revolución digital en el club?. Eso incluye contenidos y servicios digitales accesibles desde cualquier lugar y múltiples dispositivos (PC, tabletas, smartphones, wearables, etc.). En el Santiago Bernabéu también estuvo -en teleconferencia- el CEO de Microsoft Satya Nadella, que prometió el desarrollo de soluciones internas de colaboración y comunicación y tecnologías como Cloud Computing y Big Data para el club merengue.
No es casual que hace un año, Intel, el gigante norteamericano de microprocesadores, haya firmado un acuerdo similar con el Barcelona F.C. Dispositivos para los jugadores, enriquecer la experiencia de los hinchas en el estadio y dotar de tecnología a los chicos de inferiores en La Masía, son algunos de los objetivos de la alianza. Además, en una acción publicitaria inédita, el famoso logo de Intel Inside fue estampado en el anverso de las camisetas del Barca de Lio Messi.
También desde hace unos meses la china Huawei patrocina al club peruano Sporting Cristal para acercarse un poco más a los consumidores de la región.
Las alianzas de las empresas de tecnología con el fútbol nacieron casi a la par que el sponsorship en el deporte, hacia fines de los ´70. La japonesa de electrónica Sharp fue una de las pioneras y apostó al famoso Manchester United desde 1983 hasta el 2000, en el acuerdo más largo y fructífero entre un club de fútbol y una empresa. Entonces Hitachi fue por el pecho de Liverpool. Hay varios casos más de clubes europeos. Sony estampó su logo en la camiseta de Juventus durante tres años (1995-98) y la empresa de videojuegos Nintendo en la de la Fiorentina, cuando Gabriel Batistuta rompía las redes (y los corazones de las chicas).
En el torneo local las tecnologicas también vieron en la pelota una rentable estrategia de marketing y comunicación. Siempre pionero, en 1979 el Loco Gatti fue el primer jugador en llevar una marca en su camiseta. Debutó con Jet, una casa de juegos electrónicos que ya no existe.
Los de Independiente todavía sueñan con la camiseta ochentosa que usaba Bochini con el logo de Mita, una empresa de fotocopiadoras propiedad de la japonesa Kyocera Corporation. Para no ser menos, por la misma época Racing estampó en su pecho a Nashua, empresa también de impresiones pero norteamericana. Sanyo estuvo en River a principios de los ´90, cuando el burrito Ortega gambeteaba hasta su sombra.
Cuando La Academia salió campeón en 2001 (el del ?paso a paso? de Merlo), el sponsor fue Sky TV, una empresa de televisión satelital que dejó de operar en nuestro país un año después. Cablevisión, del grupo Clarín, ya había pisado en el fútbol en el pecho del San Lorenzo campeón en 1995, aquel equipo dirigido por el Bambino Veira donde jugaban Oscar Ruggeri, Passet y Silas, entre otros. De las últimas, los televisores TCL apostaron a Independiente y Samsung patrocina a Vélez desde hace ya unos años.
En 2009 la compañía coreana LG Electronics causó rechazo entre muchos hinchas de Boca cuando estampó su logo en la camiseta xeneize. ¿El motivo del enojo? el logo rojo y blanco, los colores de River.
Pero otras marcas corrieron con más suerte. Super Nintendo (consola de videojuegos) pagó para esponsorear la camiseta del Sevilla de España en 1992 y sin querer pasó a la historia: ese año el club contrató a un tal Diego Maradona.
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