“Es un homenaje a una época del tenis que ya se fue. La raqueta que un amante del tenis ha usado nunca se borra de su memoria pero sí de su placard”, se lee en la contratapa de este pequeño libro “objeto” -por su tamaño- llamado “El tenis ya no es lo que era” (El editor fantástico, 2006), de los periodistas Mariano Melamed y Federico Budasoff.
El libro consiste en 65 páginas en una edición muy cuidada y con excelente papel de más de 30 fotos de viejas raquetas de tenis. Pero también es una puerta a la nostalgia, a preguntarnos “dónde habrá quedado esa raqueta?”. Todos los que tenemos de 25 para arriba vimos o tuvimos una de esas, de madera o aluminio. Cada una tiene su historia detrás y sirve como disparador de momentos pasados. La escuelita, el profe de tenis, algún partido con amigos o familiar…
“En el Pro Shop del Vilas hay unas cuantas raquetas viejas colgadas y en un momento al verlas me pareció estar viendo un poster gigante que yo compraría”, explica Melamed. “Le conté la idea a mi amigo Federico Budasoff, también fanático de las cuestiones estas, se sumó y el formato pasó a ser de librito. Tenía claro que las raquetas de mis ídolos de la infancia (Vilas, Borg, Mc Enroe y Connors) eran objetos valiosos en sí y ya justificaban intentar hacer algo con ellos. También me atraía todo el imaginario estético y cultural del tenis de los 70/80´s: la ropa Fila de Vilas (después la Ellesse) y Borg, las bolas blancas, Vilas y Carolina, Borg y su novia rumana, Connors y la conejita de Playboy, los “conjuntitos” Tacchini de Mc Enroe, Gerulaitis y su vida de rock star, las Diadora, las Topper, las cuerdas de tripa, Tiriac. Cuestión que me parecía que tenía que haber algo que homenajee al tenis de aquella época, algo que se pueda tocar y conservar y regalar”. Así nació el libro. Las fotos son de Pato Vidal y el diseño de Mosca80.

-¿Fue difícil conseguir todas las raquetas?
-Entre mi socio y yo teníamos unas cuatro o cinco de nuestra época de infantiles. Sabíamos qué raquetas queríamos así que salimos a perdírselas a amigos y conocidos. Unas cuantas las compramos por dos pesos en el Mercado de Pulgas de Dorrego o en casas de trastos viejos de Palermo y San Telmo, en Cash Converters y la feria callejera de Dorrego y Corrientes. Sabíamos que habían cuatro que no podían faltar: la Wilson de Connors, la Maxply de Mc Enroe, la Donnay de Borg y la Head de Vilas, para nosotros la más emblemática. Pero sin dudas, el hit fueron tres tubos de bolas blancas que estaban sellados desde aquella época que una vieja tenista nos regaló para que lo abramos nosotros y lo usemos para unas fotos.
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