
Santiago Roncagliolo es, ante todo, escritor y periodista. Es peruano, tiene 30 años y le acaban de pasar dos cosas importantes: se rompió una pierna intentando jugar al fútbol y ganó el premio Alfaguara de Novela por ?Abril rojo?. Vive en Barcelona y antes residió en México, donde se fue junto a su familia cuando tenía apenas dos años. Escribe sin descanso. Con su primera novela ?El príncipe de los caimanes? (2002) y ?Pudor? (2005) más una obra de teatro, un libro de cuentos (?Crecer es un oficio triste?, 2003) y tres historias para niños, se convirtió en una de las jóvenes promesas de la literatura latinoamericana. Pero también se ocupa del periodismo en el blog Boomeran(g) y para el diario El País cubrió la situación política del Perú. Más datos: es escorpiano, tiene una novia a la que le prometió un hijo si ganaba el Alfaguara y le encanta Buenos Aires. Usa remeras y zapatillas All Star.
Le propusimos una entrevista por chat y la idea le gustó. Acá, la primera de las dos entregas:
eBlog: me gustaba la idea de hacerte una entrevista en un chat… que te parece?
SR: me parece perfecto. A mí también me gusta el formato. De hecho, si quieres comenzamos de una vez.
eBlog: ¿Qué es lo mejor y lo peor de haber ganado el premio Alfaguara?
SR: Lo más emocionante fue la cantidad de mensajes que recibí después del premio, de toda América Latina. Eran más de trescientos, mi buzón telefónico estaba saturado, mi e-mail colapsó. Nunca creí que habría tanta gente contenta por que yo estuviese contento.
Y no hay peor, pero lo más extraño es que desde el premio trabajo nueve horas al día frente a la computadora sólo atendiendo entrevistas y preparando la gira. Las cosas que digo suenan en todo el mundo hispano. Esa nueva dimensión es muy sorprendente, e implica una gran responsabilidad.
eBlog: Naciste en 1975, como ves a la generación de escritores que hoy tiene ya 30 años? ¿Cuáles te parecen interesantes?
SR: Me gustan Juan Gabriel Vásquez, Gonzalo Garcés, Andrés Neuman, pero aún es pronto para esbozar un mapa de esta generación. Si me preguntan por autores latinoamericanos, no sé si tengamos mucho en común?
SR: Quizá eso es lo que tenemos en común. Que ya no formamos realmente una generación?
eBlog: porqué?
SR: Porque hemos crecido con influencias literarias -y no literarias- muy distintas, y eso se nota en nuestra manera de escribir. Y a la vez, ya ni siquiera está claro que es lo que nos une como hispanoamericanos. Si pienso en los que he mencionado, ninguno vive en América Latina.
SR: Creo que el futuro de la literatura latinoamericana es no ser latinoamericana, que no distingas el origen de un autor según sus textos.
eBlog: que un relato pueda suceder en cualquier ciudad del mundo y no se distinga en cuál.
SR: De hecho, eso ocurre claramente en la generación anterior: Volpi ambienta una novela en la Alemania de postguerra, Padilla en la I Guerra, Fresán en Inglaterra, Gamboa en China, Fuguet en EEUU, Paz Soldán en una Bolivia cibernética. La literatura latinoamericana huyó de América Latina.
SR: Yo, en cambio, he regresado a mi país, y en esta novela, he regresado a los temas sociales y políticos, que en los noventa no eran temas.
eBlog: ¿que hubiese pasado con vos y con tu literatura si te hubieses quedado a vivir en el Perú como el resto de tus amigos?
SR: ?El resto de mis amigos? está disperso por todo el mundo. Formo parte de una generación que migró a donde pudo. Lo noto cuando viajo, siempre tengo amigos que visitar, en todos los países. En cuanto a mi literatura, quizá sería como la de la generación anterior, sería una manera de escapar de mi país. Como vivo fuera, escribir es una manera de volver.