El affaire Bolivia tuvo su origen en un blog y ahora, la polémica continúa? en los blogs: el libro Bolivia Construcciones escrito por Sergio Di Nucci (bajo el seudónimo de Bruno Morales) ganó en diciembre el Premio Novela 2006 de La Nación y Sudamericana. Pero en febrero el jurado revocó el premio porque el libro presenta evidentes similitudes con la novela Nada (Carmen Laforet, 1944). Las fatales coincidencias fueron descubiertas por un tal Agustín Viola, un estudiante de economía (!) de apenas 19 años, que las expuso inicialmente en los comentarios del sitio web de la Librería Cúspide. La bola de nieve llegó hasta La Nación.
Cuando se supo la decisión del jurado, los medios dieron la noticia y siguieron con su agenda habitual de temas. Pero el efecto expansivo de la bomba se esparció por un par de docenas de blogs. ¿Fue plagio o no? ¿Qué efecto produce el hecho en la literatura local? ¿Es Di Nucci un revolucionario o un falsificador? ¿Merece la horca en la Biblioteca Nacional o en Parque Rivadavia? El debate, lejos de extinguirse, aumenta como si le rociaran nafta al fuego. El buscador Technorati no miente: cien blogs resultan de la búsqueda ?Bolivia Construcciones?.
Los blogs como escrache. Hasta María Alicia García Facino, enojada por un supuesto plagio de María Elena Walsh a su madre escritora, se armó de un blog para impartir ?justicia literaria?, denunciar amenazas y desenmascarar a los copiones. ¿Nadie zafa?
La semana pasada, se leyó una suerte de solicitada en el blog de Daniel Link donde veinte académicos (con sus cargos, como corresponde, a ver si son confundidos por gente común) le manifiestan al director del diario La Nación su sorpresa por el retiro del premio. En un intento algo patético por defender lo indefendible, esgrimen, entre otros justificativos, que Di Nucci ?transforma pasajes de otros textos con una finalidad estética precisa?. Luego consideran injusto y paradójico que ?una rica trama de intertextualidades sea confundida con un grosero plagio?. Borges, si existe, debe reír.
Los comentarios, claro, se dividen en defensores y atacantes. Los del equipo de Di Nucci, alegan desde que transitamos la postliteratura (?) hasta que es una lucha contra el capitalismo. Los demás son tajantes: ¡plagio! tipean con fuerza en la blogósfera. ?Es un vulgar ladrón. Un plagiero. No parecía escritor, porque no es escritor (?) No queremos a este imbécil en la literatura argentina?, dijo Gustavo Nielsen en su bitácora culinaria. Pero también hay mediocampistas y stoppers, que pululan por los blogs vendiendo su comentario al mejor postor, según convenga.
Chicos: ahora que empiezan las clases, cuando los descubran copiándose en una prueba, pueden decirle a su señorita que no, que estaban aplicando “usos literarios de larga data” o “transformando pasajes de otros textos”. Si todo eso no funciona, tienen una última carta ganadora: “Señorita, estaba desarrollando una rica trama de interxtualidades”. Tal vez no funcione, pero se ganarán el respecto del resto de sus compañeritos.
Lo cierto es que los embozos no alcanzan para ocultar las miserias de un círculo bastante ombliguista y una industria cuyos premios casi siempre terminan en castigos para los que ganan. La literatura, -como el catolicismo o las chicas de mala vida- siempre dispuesta a perdonar y a reír, socarrona, cuando las ironías del destino aparecen en escena.
Para seguir el tema:
linkillo.blogspot.com
lalectoriaprovisoria.wordpress.com
tomashotel.wordpress.com
nacionapache.com
agustinviola.blogspot.com
aguafuertes2004.blogspot.com
*Columna del autor de eBlog publicada en la última edición de la revista Newsweek
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