La censura en China no es ningún cuento. Si uno tipea las direcciones de Facebook, Twitter o YouTube, entre otros sitios, de inmediato leeremos un mensaje: “este sitio no está disponible”. Tampoco es posible entrar a algunos artículos de diarios occidentales que sean contrarios al gobierno o al partido chino. Se dice que hay diez mil chinos a sueldo del gobierno rastreando día y noche la Web para eliminar cualquier sitio molesto para el régimen.
Pero la picardía no es sólo criolla y el ingenio popular siempre puede más. Vamos a llamarlo Pedro para no causarle problemas. Es un chico latino de 24 años que está estudiando en Beijing. Me contó que él usaba Twitter todo el día. -¿Cómo hacés? le pregunté. Y respondió sonriendo con cara de nativo digital: -es fácil, tenés que entrar a ninjaproxy.com y ahí poner la url del sitio que qurés usar.
Gracias a él, todos los que estamos en la comitiva de Lenovo (unos 12 periodistas de Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y México) ya podemos seguir escribiendo en Twitter. Pero Facebook funciona muy lento y mal; casi no se puede hacer nada. Apenas leer los updates de nuestros contactos, y con mucho delay. Por ejemplo, recién pude ver algunos updates de ayer.
El sueño por el cambio de horario, la comida y el idioma (casi nadie entiende el inglés más básico) hacen de China una experiencia única. Ayer (acá son las 7 de la mañana del martes, mientras que ahí en Buenos aires son las 20 hs del lunes) fuimos a ver una de las cuatro fábricas que Lenovo tiene en el mundo. Esta de Beijing está dedicada sólo a las PCs y despacha casi 4 millones de máquinas por año. Me llamó la atención la pulcritud de hospital que hay en toda la planta, que es enorme. Para entrar nos hicieron vestir como si entráramos a una sala de parto y no permiten filmar ni sacar fotos.
Después fuimos a ver el impresionante Nido de pájaros, el famoso estadio de los Juegos Olímpicos del año pasado. El sol ya se había escondido, pero las luces rojas y amarillas le dieron el toque diferente. Como todo acá en China.
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