Category Archives: música

29 September 2012

Auriculares personalizados de Sony

Los auriculares están de moda y ya se convirtieron en un accesorio más. Las marcas detectaron y a la vez impusieron esta tendencia y por eso ahora vemos miles de auriculares de colores en las cabezas de la gente por la calle, en el subte, etc. Sobre este tema, escribí una nota para la revista VIVA de mañana.

¿Qué tenés que hacer hoy? porque de 15 a 19 horas en el Sony Store de Cabildo y Juramento el artista Martin Orza va a intervenir los auriculares Zx100 (blancos o negros) que son uno de los modelos más vendidos actualmente. Si ya tenés unos, vas y te los pinta gratis con tinta permanente. Y si todavía no tenés tu par, los comprás ahí mismo y te los lookea. Salen $130 y suenan muy bien. De esa manera, vas a poder tener tus propios auriculares que no se parezcan a ningún otro.

La movida se llama “Art Movement” (hashtag #artmovement) y el propio Orza lo explica así:

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27 August 2012

Michael Jackson en lata de Pepsi

Para celebrar los 25 años del gran disco “Bad” de 1987, Pepsi lanzó ediciones limitadas de latitas con imágenes de Michael Jackson. Por otra parte, también habrá un disco homenaje, llamado Bad 25, que será lanzado el 18 de septiembre.

El “Rey del Pop” tuvo una larga relación con Pepsi. Después de Los Beatles en los ´60, Jackson fue uno de los grandes impulsores del show bussisnes masivo vinculado a la música y al show. En 1983 había protagonizado su primera campaña de Pepsi junto a sus hermanos, como parte de la campaña ?Nueva Generación? de la gaseosa. Luego Pepsi fue el sponsor principal de la gira del disco Bad y Michael protagonizó el famoso spot “Chase” para la TV, donde se escapaba del acoso de sus fans.

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8 August 2012

La vida de un Astor

Astor Piazzolla tenía 14 años cuando en 1935 sus padres le prohibieron viajar junto a Carlos Gardel y su troupe hacia Colombia. El jóven Astor vivía en New York junto a su familia y había conocido al Zorzal mientras filmaba la película “El día que me quieras”. Astor hizo un pequeño papel en la película y sorprendió a Gardel con su talento musical. Se convirtió en una especie de secretario privado, guía turístico y traductor del ídolo popular argentino durante sus días en Manhattan. En una escala de aquel viaje, Gardel y el resto de los pasajeros murieron tras un choque de aviones en el aeropuerto de Medellín.
La historia, el destino, la casualidad, la suerte, el azar, vaya uno a saber, quiso que Piazzolla no viajara y se salvara para, años después, convertirse en uno de los músicos y compositores más importante del mundo.

Nonino, el padre de Astor, le había tallado una figura de madera a Gardel, que Piazzolla hijo se la entregó antes del fatídico viaje. Misteriosamente, esa figura sobrevive al accidente y aparece, muchos años después y chamuscado por el fuego, en una tienda de venta de cosas usadas en Manhattan. El negocio quedaba a apenas dos cuadras de la casa de la infancia de Astor, donde Nonino lo talló con paciencia. Tenía un cartelito que decía: “objeto perteneciente a un popular cantante argentino” y se vendía a diez dólares. Un amigo de Piazzolla lo vio y se quedó petrificado. Al otro día lo fue a comprar para regalárselo a Astor y ya no estaba.

La enorme y excelente biografía “Astor Piazzolla, su vida y su música” (El Ateneo) de María Susana Azzi y Simon Collier cuenta a un ritmo vertiginoso esa y otras cientos de anécdotas del compositor de “Adios Nonino”. Su infancia durante los difíciles años 30 en New York, su regreso a Mar del Plata, sus primeros pasos como arreglador con el bandoneon. Ya en Buenos Aires integrando el “banco de suplentes” de la gran orquesta de Anibal Troilo, su gran maestro e ídolo. Y relata con minuciosidad, como Piazzolla, influenciado por la música clásica y el jazz, empieza a torcer el rumbo del Tango local renovándolo y, luego, cambiándolo para siempre. Piazzolla es un osado y un provocador. Disfruta de ese rol, se inventa a sí mismo y pincha a los “dinosaurios” amantes del Tango de los años 20 y 30. Le mete a su música instrumentos propios de otros géneros y muchos no lo entienden. “Eso no es tango”, lo sacudían. El se enojaba, pero disfrutaba. Usaba a los medios para provocar. Atilio Stampone dijo que no entendía sus composiciones y Astor empezó a llamarlo “Espantone”.
La industria del tango le pedía canciones para bailar y él les daba música para escuchar. Para él, había que refinar y renovar el panorama de un tango estancado.
La increíble y larguísima polémica entre Piazzolistas y no Piazzolistas tuvo de todo: trompadas, declaraciones en los medios, repudios, quejas, desplantes y hasta venganzas. Resulta insólito que durante décadas (50, 60 y parte de los ´70), los argentinos hayamos perdido tanto tiempo debtiendo inutilmente sobre Piazzolla, mientras en el resto del mundo (desde Brasil hasta Japón) era aplaudido de pie y con emoción en cada lugar donde se presentaba con sus formaciones. La prensa tuvo un rol muy importante en aquella absurda polémica, tirando nafta al fuego muchas veces sin necesidad. ¿Pero qué sería de nosotros sin las discusiones estériles?

El libro también se mete en la vida privada del genio musical, la fluctuante (pero siempre sincera) relación con sus hijos Diana y Daniel, sus romances, tormentos, problemas de salud, su energía inagotable y su gran sentido del humor que lo acompañó siempre, en sus mejores y peores momentos. Astor de gira permanente, de avión en avión, cansado que lo destraten en un país lejano, habían perdido algunas valijas e instrumentos, sin hotel y con sueño, es recibido por el agregado cultural argentino en aquel país, mucho más cholulo que expeditivo para resolver. Este le pregunta si necesitaba algo y Piazzolla lo corta: “Sí, un agregado cultural”.

Los últimos años de Piazzolla son frenéticos. Literalmente, no para de tocar. Salta de país en país. Europa, Asia, Norteamérica, Brasil, Argentina. Va y viene con sus camisas negras y meses de 20 shows. Las entradas se agotan dos semanas antes. Revienta teatros. Astor es una máquina con el bandoneon. El mundo, por fin, rendido a sus pies. Tarde pero seguro, la fama y el dinero se juntaron para él. Sin embargo, a Piazzolla no le interesa nada de eso. Solo quiere tocar y componer. Desde Miles Davis hasta Vinicius, los mejores músicos y directores del mundo lo buscan para trabajar. Agotado, decide no frenar. No disfruta nada tanto como estar con el bandoneon entre las manos. Salvo cuando pesca tiburones mar adentro en Punta del Este, su último refugio con Laura, su mujer.
En medio de una gira por Francia, en 1990 Piazzolla sufre un derrame cerebral que lo dejará postrado dos años, sin hablar y sin tocar. Muere en julio de 1992.

A 20 años de aquellos días, este libro resulta imprescindible para arrimarse a una de las figuras claves de nuestro país.

Algunos temas claves de su obra:

Adios Nonino
Balada para un loco
Mumuki
Verano porteño
Milonga del angel
Contra bajíssmo
Lunfardo
Libertango
Buenos Aires hora zero
Fuga y misterio
La camorra
Milonga is coming
Triunfal

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16 July 2012

Bad Dreams junto a Ray Wilson

Como soy fanático de Genesis, intento seguir los pasos de Bad Dreams, la excelente banda argentina tributo al grupo inglés. Bad Dreams es la unica banda de Latinoamerica que interpreta todas las epocas musicales de Genesis, incluída la de los primeros discos cuando cantaba Peter Gabriel.

Ya fui a verlos un par de veces y la buena noticia es que la semana próxima Gabriel Agudo y sus compañeros estarán tocando junto a Ray Wilson, cantante de Genesis en su último disco de estudio “Calling All Station” (1997).
La imperdible cita es el martes 24 de julio en el Auditorio de la Universidad de Belgrano (V. Loreto y Cabildo) a las 21 hs.

Entradas venta en Ticketek o en el auditorio al 4783-1783

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13 February 2012

No te hagas el Birmajer

Aunque ya pasó una semana, no quería dejar pasar la oportunidad de comentar la penosa columna de opinión del prolífico escritor local Marcelo Birmajer (foto), publicada el domingo pasado en el diario Clarín. Titulada “A mí sí me gusta la SOPA” (?), Birmajer pretende provocar a los usuarios y que su nombre circule por las redes sociales junto a críticas e insultos. Seguro que logró lo que quería.

Pero además de lograr su objetivo y masajearse el ego, Birmajer puso en evidencia que del tema de derechos de autor, piratería y contenidos digitales no sabe nada. Debería sentir un poco de verguenza por quedar como un ridículo en un diario masivo. Da verguenza ajena lo atrasado que está su discurso. Cuando la leí, sentía que estaba leyendo algo de 1999. La columna desnudó gruesos errores conceptuales (además de un perfil reaccionario). Veamos:

Birmajer mezcla todo. Pone en el mismo plano a la música, el cine y los libros, como si fueran productos culturales e industrias que se rigen por los mismos códigos. De entrada se pregunta si “es perjudicial o beneficioso el actual sistema de tráfico de películas y canciones por Internet”. Se responde a sí mismo decretando que es perjudicial “porque los directores y los demás trabajadores del cine, como los músicos y los productores en general, dejan de cobrar por su trabajo”. (???). Para sostener semejante afirmación, Birmajer no aporta una sóla cifra, un sólo dato estadístico, ni un sólo nombre o ejemplo. Nada.

No conforme con la burrada anterior, aprieta el acelerador y escribe que el sistema actual perjudica “tanto a artistas y productores, como a los consumidores”. “Los artistas sienten el efecto negativo de inmediato, en la disminución instantánea de las regalías por derechos de autor”. Y acá va derechito Birmajer al tunel del tiempo y se mete en el año 1999 para sostener que “también los consumidores percibirán, a largo plazo, el deterioro en la música y el cine, ya que los artistas que los ejecutan no podrán dedicar su tiempo completo a sus vocaciones”. ¡Muy Bien! Lo dijo sin ponerse colorado: el cine, las letras, el teatro y la música van a empeorar (ojo, tranquilos que predijo que será “a largo plazo”) porque los pobres artistas van a tener que trabajr de taxistas o panaderos o cualquiera de esos oficios mundanos para poder pagarse el alquiler y no van a tener tiempo para crear sus obras maestras que nos salvarán a todos. Por lo tanto, nosotros, el resto de los mediocres mortales trabajadores, vamos a tener que vivir en un mundo mucho más gris, sin arte, sin acordes emocionantes, sin películas que nos hagan reír o llorar, sin escenarios. Para Birmajer, si todo sigue así, no habrá nunca más entretenimiento.

Pero Birmajer, si algo es, es insistente. ¡Sigue! Se mete con las “producciones independientes”. “En rigor, las producciones más independientes y necesitadas de las mínimas regalías para sobrevivir, ya no para vivir de su lucro, serían las primeras en desaparecer si se entregaran exclusivamente de forma gratuita”. Lo hizo de nuevo!
¿Sabrá Birmajer que hace más de doce años que se bajan contenidos en la Web? ¿Se habrá enterado de Napster, Kazaa, Audiogalaxy, Torrent, etc? ¿No son suficientes doce años como para tener una noción de que el arte, la música, las películas, y cualquier otra manifestación artística no dejaron de existir? ¿Se habrá enterado de iTunes y Steve Jobs? ¿Conocerá el escritor alguno de los miles de ejemplos de producciones independientes de cientos de países diferentes que se vieron beneficiadas por la difusión que alcanzaron gracias al poder de Internet? ¿Sabrá que hoy la mayoría de los músicos ganan dinero por la venta de entradas a sus shows y no por la venta de sus discos?

La columna de Birmajer tiene errores graves como afirmar que “los artistas” viven de su vocación. ¿Quiénes? ¿Cuántos? ¿Todos, muchos o algunos pocos? No da un sólo ejemplo. Pero su generalización no es adrede. Birmajer se hace, pero no es tonto. Disimula. Conoce muy bien que en el rubro editorial, por ejemplo, donde él se desempeña, las editoriales más grandes (que acaparan la mayoría de los libros publicados) con viento a favor les pagan a los autores el 10% del precio de tapa de cada libro vendido. El 10! Y cada seis meses, en liquidaciones que el autor no tiene manera de fiscalizar si son correctas. Es decir, si un libro que sale $80 en Yanny, el autor cobrará 8 pesos por cada ejemplar. El resto del dinero quedará en manos de la editorial, la librería y la distribuidora. Similar contrato firma un músico.
¿Qué derechos defiende Birmajer?

La columna sigue y en cada párrafo empeora. Además es aburridísima. Pero en algo coincido con el autor: “Nada es gratis”, sostiene. Por supuesto, nada lo es. Tampoco lo es escribir burradas tan grandes.

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20 October 2011

La banda del nieto de Sábato

Juan Sábato, nieto del escritor, es músico y tiene una banda llamada The Empire of the Moon. Se presentan el 15 de noviembre en el Centro Cultural Recoleta. Tienen muy buenas canciones, que recomiendo escuchar acá.

Twitter: @teotmoon

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