Cuando Mr. Zanoni gentilmente me invitó a participar de eBlog mientras vacaciona como loco, me encontraba justamente escribiendo una columna que se publicó esta semanna en un espacio español que recomiendo visitar, llamado Yorokobu. Como los públicos de ambos espacios difieren bastante entre sí, me tomaré la atribución de compartir aquí algo que venía pensando hace algún tiempo, a partir de cierta sobreexposición a nuevos medios y tecnologías…
– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Estamos abrumados. Bombardeados. Aturdidos. Sobreexpuestos. Cada equis cantidad de días aparece algo que se apodera de la atención de aquellos que trabajan de alguna manera relacionados con las nuevas tecnologías y/o nuevos medios (comunicadores, publicistas, economistas, tecnólogos, investigadores, periodistas y un laaaargo etc.) de una manera furiosa y en apariencia imparable.
Que el Kindle hace que Amazon venda más ebooks para las fiestas que libros tradicionales, que hay que probar Formspring.me ya que todos están usándolo, que qué ganas nos dan aunque no sepamos bien si vale la pena tener un iPad para ver qué onda, que el chico ruso de 17 años creó Chatroulette y se le fue de las manos y probemos entrando a ver porqué es un éxito, que si no usas Gowalla deberías usar FourSquare para dar a conocer por dónde andas y qué estás haciendo, que si no actualizas Twitter cada par de horas dejas de ser relevante? UN MOMENTO, GENTE, PAREMOS UN POCO.
El sociólogo estadounidense Everett Rogers acuñó allá por comienzos de los 60s el término early adopter, al desarrollar su Teoría de las Innovaciones y sus diferentes categorías de individuos en relación a dichas innovaciones. Y en esa categoría está el grupete mencionado en el primer párrafo, expuesto y dispuesto a utilizar con fruición cada cosa nueva que se asoma al mercado de manera incipiente. Y allí comienza la manía. La manía de estar conectado a todo ello, en la mayor parte de los casos, todo el tiempo.
Laptops, netbooks, smartphones y otros aparatejos nos dan la posibilidad de la conexión 24/7 y la exposición a la reacción colectiva y primal de ?hay que tenerlo, no sé bien para qué, pero ya veremos??. Y de repente nos encontramos -a veces voluntaria y otras involuntariamente- administrando perfiles, nombres de usuarios y claves que influyen directa e indirectamente en nuestras vidas en ámbitos profesionales, personales y familiares.
Y usamos como si sobrara un bien no renovable, el tiempo, paradójicamente bajo la creencia de que muchas de esas herramientas nos permitirán administrarlo y aprovecharlo mejor. ¿Es tan así?
Leer Más