5 November 2013

No tenía contra

Los sábados a la noche, en la casa de mi abuela Ana, en Colegiales, se veía Calabromas. “El Contra” era mi preferido, con Antonio Carrizo de partenaire (y también Fernando Bravo y Sofovich) y su inolvidable ¡Pedro! ¡Mirá quién vino!?. Pero Anibal también competía (“El number one”, “tu ruta es mi ruta”), Renato, Borromeo, el topolino, Batman, el bobero. Tantos personajes entrañables. Y, aunque nunca me sedujo del todo, reconozco que Jhonny Tolengo “el Majestuoso” era una enorme creación (creado a duo con Cacho Vilar en 1984). Para los que crecimos en los ´80, será imposible olvidarnos de su ya legendario pasito, sus canciones, sus tapados de piel blancos, sus anteojos.
Calabró era una metralleta que disparaba personajes y chistes de un humor elegante, limpio y cuidado pero a la vez también muy creativo e ingenioso. Siempre me gustaron sus frases y ahora que con su muerte aparecen varias, las vuelvo a leer y me parecen aún mejores. Calabró era un gran cómico y actor, pero también un enorme escritor y guionista, un verdadero albañil de las palabras y los textos.

Calabró se recibió de locutor en el ISER y por eso empezó su carrera leyendo publicidades (pastillas Valda, tónico Capilena). Estuvo en el programa de turf de Julio Albano (el barón del turf, “que dice lo que ve y no calla lo que siente”). Después entró a la radio como imitador en Farandulandia en 1960 y nunca más paró. Su salto a la TV fue con Telecómicos y su personaje “El Admirador” (quién compuso el tema “La miel es muy pegadiza”) fue el primer boceto de lo que después sería “El Contra”. Fue también un gran actor, aunque nunca piso el Conservatorio.
Cosechó mucha fama, rating (picos de 40 puntos en la década del 80) y dinero pero jamás abandonó su bajo perfil, a Coca, su mujer de toda la vida con quien tuvo dos hijas, ni a sus amigos de La Paternal (Carlos Bilardo, entre ellos), su barrio de la infancia y juventud. Siempre intentó en los reportajes que le hicieron ponerle un manto de cordura y sensatez al histérico mundo del espectáculo: “”Yo estoy operado del rating. Con Calabromas hice 37 y también hice seis. Si me volvía loco con 37 me tendría que haber suicidado cuando hice seis”, dijo alguna vez.

Otra curiosidad: nunca salió del país porque le tenía terror al avión. Sus veranos consistían en eternas temporadas en Mar del Plata, jugando al truco en Playa Grande y siempre dispuesto al autógrafo y a la foto con quien se lo pidiera. Calabró era un tipo popular que nunca se alejó de la gente. “Todos me dicen Maestro, pero nadie me pide clases”, dijo en 1999, ya retirado y sabiendo que vendrían años de homenajes y palmadas pero poco trabajo.
Hoy a los 79 años murió Juan Carlos Calabró. Se fue un grande, aplaudamos de pie.

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About Lalo

Periodista. Fundador de eBlog y tercerclick, agencia de nuevos medios. Tres libros. Escribo en El Cronista y revista VIVA. about.me/lalozanoni

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