Después del revuelo que generó una provocadora columna del periodista y escritor Juan Terranova en el renovado El Guardián (de Raúl Moneta), dos anunciantes de peso internacional como Lacoste y Fiat decidieron retirar la pauta publicitaria que tenían con la revista. ¿Qué pasó?
A principios de marzo, Terranova escribió una columna donde usó términos ofensivos contra Inti María Tidball-Binz, una activista que promueve una campaña para oponerse al acoso callejero y los piropos ofensivos. ?Me encantaría romperle el argumento a pijazos?, escribió Juan. Pero en su blog personal fue más explícito y usó la palabra “culo” en lugar de “argumento”. A partir de ahí el tema generó revuelo y polémica en Twitter (@juanterranova), que escaló hasta llegar a organismos internacionales, como la organización Atrévete/Hollaback! (donde Tidball-Binz es líder regional). HollaBack! solicitó a las casas matrices de ambas empresas retirar la pauta en El Guardian y pedir el despido o suspensión del periodista. Se supo que en El Guardián intentaron despedirlo pero los editores, encabezados por el de la sección de cultura Sergio Olguín, defendieron a Terranova.
?Lo que Terranova hizo fue claramente más allá de las normas internacionales de libertad de expresión, y es genial que las marcas de prestigio mundial hayan negado públicamente estar asociadas con mensajes de odio, violencia e incitación?, consideró Emily May, directora ejecutiva de Hollaback!
Ahora, más allá de lo que haya escrito el periodista (si se zarpó, si es grosero o machista, provocador innecesario o lo hizo ironicamente o con humor, etc), puede ser interesante debatir si el hecho es tomado como una posible censura. Porque el periodista escribió lo que creyó conveniente en una columna de opinión con firma y foto, que para eso se lo contrató. Entonces, ¿vale todo o hay límites? Si los hay, ¿cuáles son? ¿Impuestos por quién o quiénes? El tema es complejo. También es para pensar si los anunciantes, más allá del derecho que tienen de pautar sus avisos en los medios que consideren, tienen derecho a convertirse en virtuales editores de una revista.
Más sobre el tema en una nota de Mariana Carbajal en Página/12
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