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27 August 2010

La radio de siempre

Hoy, en el 90º aniversario de la radio argentina, quiero hacer un poco de memoria y recordar a mi abuela Ana, que siempre tejía sentada con su radio al lado escuchando Belgrano, Rivadavia o Mitre. “Poneme el noticioso”, me decía y yo le sintonizaba adivinando donde frenar porque no entendía nada ese cúmulo de numeritos y un palito amarillo que subía y bajaba.
A la radio la recuerdo escuchando la voz de Magdalena a la mañana, de Larrea y Carrizo y los partidos de Boca con el Gordo Muñoz y después el tatata de Víctor Hugo, desde Paso del Rey. Al día de hoy, el relato de un partido de fútbol por radio me lleva sin escalas a aquella infancia.

Mi viejo fue Gerente general de LR3 Radio Belgrano a partir de 1984, cuando Alfonsín llegó a la presidencia. Aquella radio funcionó como el espacio principal del eter donde las nuevas voces de la primavera democrática tenían su lugar y todo el mundo decía más o menos lo que quería decir, después de una larga y durísima dictadura. Me acuerdo (yo tenía seis o siete años) de escuchar a Aliverti y Enrique Vázquez en Sin Anestesia. De verlo a Diego Bonadeo muy alto e imitando al Pato Donald cada vez que me veía por algún pasillo. Me acuerdo que Diego pasó a las grandes ligas cuando lo cagó a trompadas a Juan Carlos Rousselott en la puerta de la radio, sobre la calle Uruguay. No eran tiempos fáciles y los fantasmas de la dictadura reciente todavía se veían muy nítidos. Por eso grupos de extrema derecha (que con sorna bautizaron a la radio “Belgrado”) hicieron explotar una bomba en la planta transmisora, cerca de Luján.
Ir a visitar a mi viejo en la radio era andar por ahí y cruzarlo al negro Marthineitz, Chani Inchausti y a muchos tipos y mujeres muy grosos. Yo no sabía quiénes eran todos, por supuesto, pero después de grande me fui enterando.
Por aquella radio en el 84/87 pasaron los jóvenes de entonces como Lanata (notero), Nancy Pazos, Pergolini (cadete!), Alejandro Fabbri, Jorge Dorio y Martín Caparrós (que hacían Sueños de una noche de Belgrano) y varios más.
Los sábados a la mañana había un programa donde participaban chicos y ahí salí al aire por primera vez en mi vida, siempre junto a mi hermana y otros chicos. Los conductores nos preguntaban nuestras visiones sobre los hijos, los padres, la política, los amigos, etc.

Aquella fue mi radio durante mi infancia y allí fue cuando, sin saberlo, decidí que sería periodista cuando sea grande.

Después vinieron otras radios, otros programas y entrando en la adolescencia, Z95 con Bebe Sanzo (la música “marcha”) y el imbatible Cuál es? que me acompañó toda la etapa final de mi secundaria. Me acuerdo cuando en 1992 Mario “mató” a Phill Collins en un programa que iba a la tarde por R&P junto a Juan Di Natale (no recuerdo el nombre), yo era fanático de Génesis. Una compañera del colegio me llamó a mi casa para contarme la noticia y puse Aspen y estaban pasando todas canciones del cantante británico a modo de homenaje.
Lalo Mir en la Rock&Pop era una fija a la tarde (con Douglas Vinci y el enorme Fernando Peña haciendo de Milagros López) y ya en los 2000, me clavé en La Metro, con Peña y sus mil criaturas (cuando cayeron las torres yo lo iba escuchando en el bondi y Fernando cantaba New York de Sinatra), con Matías y Varsky con Basta de fútbol y Todo Pasa que después se fusionó en el Basta de Todo de hoy, donde tuve el honor de participar como columnista.

La buena noticia es que, a pesar del avance de la tecnología (que modifica de cuajo al resto de los otros medios), hoy la radio sigue firme y con grandes perspectivas para ofrecer opciones para todo tipo de público. Felices 90º años y por muchos años más juntos!

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28 April 2009

Historias inesperadas

historiasinesperadas1

Nuevo libro del periodista e historiador Daniel Balmaceda, quien nos cuenta de qué trata: “De pequeñas grandes historias de nuestro pasado, desde el final del gobierno de Rosas hasta los años ’40. Son casi cien años en donde se produjo el gran cambio en el estilo y la estética del país. Los protagonistas del libro son San Martín, Rosas, Urquiza, Avellaneda, Sarmiento, varios terratenientes como Ramón Santamarina o Goyo Lezama. Y las chicas también tiene sus historias destacables: Victoria Ocampo, Carmen Marcó del Pont o la hija de Bartolomé Churruca, el del hospital, entre otras.

-¿Cuál es la diferencia respecto a tus libros anteriores? (Historias insólitas, Oro y espadas y Espadas y corazones)
-Este libro es más periodístico por la forma en que se abordan algunos temas. Por ejemplo, la extraña muerte del Comodoro Rivadavia, la falta de sangre de Liniers en muchas familias que suponían que descendían del virrey o el día en que dejamos de manejar a la inglesa en la Argentina, por mencionar algunos.

-Si lo escribieras en el futuro, en cien o doscientos años, ¿qué historias inesperadas de la actualidad entrarían en tu libro?
-En un libro del futuro, que tal vez escriban los hijos de Pancho Balmaceda (mis nietos), no podría estar afuera la mega vista de los chinos, la curiosa estadía de Menem en Villa la Angostura, la mujer policía de las valijas de Wilson o el caso García Belsunce. Encontré uno parecido que ocurrió hace 95 años.

-¿Hay algún patrón local en este tipo de historias o simplemente ocurren en las historias de todos los países?
-No son patrimonio de nuestros país. Han ocurrido en todo el mundo este tipo de locuras, de tragedias y de situaciones tragicómicas. Pero las nuestras nos atrapan porque conocemos a los personajes o los lugares donde se dieron. Todo es muy familiar para nosotros. te doy un ejemplo: del Titanic podría contarte varias historias. Pero los casos de los dos argentinos y el uruguayo que estuvieron en el barco cuando chocó, son maravillosos y hasta parecen tomados de la ficción.

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