Hoy, en el 90º aniversario de la radio argentina, quiero hacer un poco de memoria y recordar a mi abuela Ana, que siempre tejía sentada con su radio al lado escuchando Belgrano, Rivadavia o Mitre. “Poneme el noticioso”, me decía y yo le sintonizaba adivinando donde frenar porque no entendía nada ese cúmulo de numeritos y un palito amarillo que subía y bajaba.
A la radio la recuerdo escuchando la voz de Magdalena a la mañana, de Larrea y Carrizo y los partidos de Boca con el Gordo Muñoz y después el tatata de Víctor Hugo, desde Paso del Rey. Al día de hoy, el relato de un partido de fútbol por radio me lleva sin escalas a aquella infancia.
Mi viejo fue Gerente general de LR3 Radio Belgrano a partir de 1984, cuando Alfonsín llegó a la presidencia. Aquella radio funcionó como el espacio principal del eter donde las nuevas voces de la primavera democrática tenían su lugar y todo el mundo decía más o menos lo que quería decir, después de una larga y durísima dictadura. Me acuerdo (yo tenía seis o siete años) de escuchar a Aliverti y Enrique Vázquez en Sin Anestesia. De verlo a Diego Bonadeo muy alto e imitando al Pato Donald cada vez que me veía por algún pasillo. Me acuerdo que Diego pasó a las grandes ligas cuando lo cagó a trompadas a Juan Carlos Rousselott en la puerta de la radio, sobre la calle Uruguay. No eran tiempos fáciles y los fantasmas de la dictadura reciente todavía se veían muy nítidos. Por eso grupos de extrema derecha (que con sorna bautizaron a la radio “Belgrado”) hicieron explotar una bomba en la planta transmisora, cerca de Luján.
Ir a visitar a mi viejo en la radio era andar por ahí y cruzarlo al negro Marthineitz, Chani Inchausti y a muchos tipos y mujeres muy grosos. Yo no sabía quiénes eran todos, por supuesto, pero después de grande me fui enterando.
Por aquella radio en el 84/87 pasaron los jóvenes de entonces como Lanata (notero), Nancy Pazos, Pergolini (cadete!), Alejandro Fabbri, Jorge Dorio y Martín Caparrós (que hacían Sueños de una noche de Belgrano) y varios más.
Los sábados a la mañana había un programa donde participaban chicos y ahí salí al aire por primera vez en mi vida, siempre junto a mi hermana y otros chicos. Los conductores nos preguntaban nuestras visiones sobre los hijos, los padres, la política, los amigos, etc.
Aquella fue mi radio durante mi infancia y allí fue cuando, sin saberlo, decidí que sería periodista cuando sea grande.
Después vinieron otras radios, otros programas y entrando en la adolescencia, Z95 con Bebe Sanzo (la música “marcha”) y el imbatible Cuál es? que me acompañó toda la etapa final de mi secundaria. Me acuerdo cuando en 1992 Mario “mató” a Phill Collins en un programa que iba a la tarde por R&P junto a Juan Di Natale (no recuerdo el nombre), yo era fanático de Génesis. Una compañera del colegio me llamó a mi casa para contarme la noticia y puse Aspen y estaban pasando todas canciones del cantante británico a modo de homenaje.
Lalo Mir en la Rock&Pop era una fija a la tarde (con Douglas Vinci y el enorme Fernando Peña haciendo de Milagros López) y ya en los 2000, me clavé en La Metro, con Peña y sus mil criaturas (cuando cayeron las torres yo lo iba escuchando en el bondi y Fernando cantaba New York de Sinatra), con Matías y Varsky con Basta de fútbol y Todo Pasa que después se fusionó en el Basta de Todo de hoy, donde tuve el honor de participar como columnista.
La buena noticia es que, a pesar del avance de la tecnología (que modifica de cuajo al resto de los otros medios), hoy la radio sigue firme y con grandes perspectivas para ofrecer opciones para todo tipo de público. Felices 90º años y por muchos años más juntos!
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