por P.Z
La feria de artesanías de Rosario es un lindo programa para un domingo de sol. Casi contigua a la estación Rosario Norte, tiene como punta de flecha una locomotora restaurada (y pintada ?¿casualmente?? con los colores de Newell?s). El paseo sigue y allí nos espera Alberto Olmedo sonriendo, una estatua de bronce en un banco de plaza con un gesto que invita a que nos sentemos a su lado. Irresistible.
Más adelante aparecen los primeros puestos de la feria americana de ropa usada y al final el espacio de los artesanos ?con productos tan bien hechos que justifican el precio turista?. Entre ambos, el sector de las antigüedades y recuerdos: máquinas de escribir cámaras de fotos discos de vinilo carteles de quilmes muñecas peponas vasos de pepsi con los personajes de brigada a. Entremezclados, por supuesto, libros. Viejas ediciones de viejas colecciones ?incompletas?, los ubicuos famosos grandes novelistas de emecé, algún ejemplar del séptimo círculo de la época en que vivían borges y bioy.
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