Vuelvo sobre el post anterior y me acordé de un reportaje que hace casi dos años le hice al escritor Federico Andahazi, autor de varias novelas que vendieron mucho, acá en la Argentina y en el exterior (El anatomista, Las Piadosas, Errante en la sombra). Te puede gustar o no, pero Andahazi vende mucho y además, se tira contra lo que el llama “capilla literaria”. Sus pares no paran de criticarlo y él, más que un castigo, siente una especie de regocijo, un leve disfrute. Esto es lo que me respondió para la revista COSAS (que sale en Perú, Chile), donde soy corresponsal desde Buenos Aires hace ya un par de años:
“Sin embargo, cuando comenzó a ganar dinero como escritor, se encontró con algo inesperado: varios colegas sospechosamente, prefirieron atacarlo o directamente ignorarlo. Lo cierto es que, con o sin razón, Andahazi es un escritor resistido y sus opiniones no pasan desapercibidas: varias veces estuvo inmerso en alguna polémica literaria. Lo sexual en sus novelas, el vender muy bien en muchos países y poder vivir íntegramente de eso, su estilo reacio, su look informal y sus filosas críticas a personajes que para la sociedad media son monumentos intocables (como Ernesto Sábato) son sólo algunos de los motivos para que la prensa lo catalogue como ?rebelde?, ?niño terrible? o ?escritor maldito?. Pero él, simplemente, dice ser una persona común y corriente. ?Me considero, si se quiere, una persona de lo más típica. Lo que sucede es que esto pasa a ser atípico cuando te convertís en escritor. Es curioso que por lo general los escritores suelen ser bastante atípicos. Entonces cuando un tipo común y corriente se convierte en escritor, tal vez parezca una excentricidad, justamente, por ser un tipo común y corriente.
-¿De dónde cree usted que viene el rechazo de sus pares?
-Yo noto que poco a poco se va suavizando la beligerancia que existía al principio, que era brutal. Cuando yo todavía era un autor inédito y presentaba cuentos a concursos más o menos importantes, que en muchos casos ganaba, muchos tipos que fueron mis jurados y que me premiaron, después, o se dedicaron a denostarme o se dedicaron a decir que no me conocen. Creo que tiene que ver con que mientras uno es un escritor de bajo perfil, está todo bien. Ahora cuando te traducen y el libro más o menos se vende, esto genera algún tipo de agresión. Y cuando a uno lo atacan, no tiene menos que defenderse. Siempre en los viajes me piden que recomiende autores de mi país. Y recomiendo muchos autores argentinos y hablo mucho de los escritores de mi generación, de aquellos que admiro y me gustan. Y cuando noto que no hay cierta reciprocidad, no deja de producirme una cierta, no diría molestia, pero si malestar. Pero bueno, no voy a dejar de admirarlos por eso.
-¿Es difícil ser uno de los pocos escritores argentinos que viven íntegramente de su trabajo?
-Yo me siento muy bien. Me parece muy honesto pese a que en este país todo el mundo quiere hacerte sentir mal por vivir de la literatura.. Hay mucha gente que se dice escritor, tal vez en algún caso lo sea, que trabaja de cuestiones más o menos espurias y encuentra en la literatura su lugar sagrado. Entonces uno puede ser vendedor de autos usados, ser estafador o crítico literario y vivir de eso, y dicen ?pero yo escribo?. Y como eso no les reporta ninguna ganancia, creen que ese es su lugar puro. Y yo creo que es un acto de honestidad poder vivir de lo que hago. Vos podés ser un hijo de puta todos los días y porque escribiste tres poemas, crees que estás redimido de todos tus pecados. Y creo que está bien que pueda vivir de la literatura y quisiera que todos los escritores puedan vivir de eso”.