
Hablando de dinosaurios… hoy en Clarín salió un artículo sobre el “reencuentro” entre los escritores Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Desde 1976 que no se hablan porque se agarraron a trompadas en un cine. Según el artículo, ambos dijeron que la gresca fue por motivos “personales”. Pero ¿porqué otro motivo uno quisiera desfigurarle la jeta a otro? Bue, sigamos. El “reencuentro” no es otro que un prólogo que el peruano escribirá para una edición especial de “Cien años de soledad” que lanzará la Real Academia Española, en homenaje a que este año se cumplen 40 años de su aparición. Dice la nota que ambos escritores estuvieron “de acuerdo” (?). Pero después se deja entrever que el prólogo sería un fragmento de una obra de Vargas Llosa de 1971 donde elogiaba a García Márquez cuando eran amigos y estaba todo bien.
La nota no dice nada más del “reencuentro” que aparece en el título. Dice que tal vez se encuentren en Colombia y que se espera un “apretón de manos”. Pero por toda lo que le deben de haber puesto a Vargas Llosa para que acepte hacer el prólogo, lo menos que pueden exigirle es que le de un piquito al colombiano…
Como diría un amigo, nada más patético que dos ancianos a las trompadas. Similar a ver una riña de dos mujeres tirándose de los pelos o dos gays arañándose. Sean dos viejos grosos (la nota habla de “monstruos”) o dos ignotos jugadores de bochas de alguna plaza porteña. Da igual. Porque ahora van a saltar todos a decir “como le decís viejo a Gabo” y bla bla. ¿Pero que tiene de malo decirle viejo a uno de 80 si todo el mundo día a día lo dice? ¿O prefieren que le diga “Abuelo”, como hacen todos los noticieros cuando dan noticias de jubilados? Gabo tiene 80 y Vargas Llosa acusa diez menos. ¿Qué son entonces? ¿Adultos? ja!
El colombiano dijo hace poco que, más que en un escritor, ya se había convertido en un lector, dando a entender que su último libro (“Memorias de mis putas tristes”, que más que memorias fueron un buen sedante porque el libro resultó un aburrimiento total) fue el último que se leerá de él. Al menos mientras viva.
Leer Más