Desde que hace un par de años el tema de la responsabilidad social empresaria (RSE) o corporativa (RSC) se coló en las agendas de las compañías, los medios y la opinión pública, se discute si hay que comunicar o no las diferentes acciones y programas que contribuyen a mejorar la comunidad que rodea a las empresas y la vida de los empleados.
Gran error.
Las empresas no sólo tienen la obligación de tener un plan de RSE consistente y sustentable, sino también de invertir recursos para comunicarlos a través de los medios. Y también para contar los resultados y el impacto que generan en la comunidad.
La obligación no sólo radica en dar a conocer públicamente esos datos, sino que también tiene por objetivo alentar al resto de las empresas (competidoras o no) y generar un efecto contagio en el resto de la cadena de valor (proveedores, clientes, etc.). Es decir: No sólo hay que hacer el bien, sino también hay que salir a decirlo. Así ocurre en los países más avanzados en materia de RSE, donde comunicar las acciones (y los montos de las inversiones) es una obligación que ya no se discute.
Pero en varias de las grandes empresas de la Argentina todavía no ocurre lo mismo, casi siempre bajo el paraguas de una aparente humildad (“hacemos el bien porque es nuestra obligación”) y/o la excusa de un “perfil bajo”. Pero el error de no comunicar tiene siempre serias consecuencias para las empresas.
Un caso ejemplar es lo que ocurrió con Kraft Argentina, que durante varios largos meses del año pasado sufrió un conflicto sindical que la puso en el centro de la atención pública y mediática, con cortes de autopistas y hechos de violencia dentro y fuera de la planta de producción de la localidad bonaerense de Pacheco.
Tras el conflicto, el presidente de la empresa, Alberto Pizzi, dijo esto en un reportaje publicado en la revista de negocios Apertura a fines del año pasado: “Por ser una compañía de perfil bajo pagamos un poco las consecuencias. La empresa habla por sus actos, por sus inversiones. Nosotros tenemos un programa de responsabilidad empresaria que no lo hacemos público, porque creemos que es lo que corresponde al ser una comunidad. Vos no leíste que nuestro jardín maternal fue premiado por la OEA. Tampoco leíste, en ningúin lado, que fuimos premiados por la oficina antidiscriminación por ser uno de los lugares más propicios para trabajar, por ese tema. Ahora, entiendo que quizás, si hubiésemos tenido una explicación más acabada hacia el público de lo que era Kraft y de lo que Kraft significa en la sociedad, las cosas que hace, hubiésemos quedado mejor parados en el ataque que sufrimos, donde se dijo cualquier cosa de la compañía.
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