Me considero un fanático de las infografías y admirador de quienes pueden resumir graficamente un hecho histórico, policial o deportivo o valerse de dibujos para explicar con la habilidad de un reportero, por ejemplo, cómo se realiza un by pass, cuántos litros de cerveza consume cada país al año o la revolución cubana.
Hace unos días publicamos extractos de la tesis de Javier Errea, presidente del capítulo español de la Society for News Design y responsable de los premios de infografía Malofiej, que pronunció una frase contundente: “La infografía salvará al periodismo”.
Maxi Tomas, que es un tipo de letras, defenestró a Errea en su blog con un escueto párrafo que cierra así: “Textos, muchachos, lo que a hay que darle a los lectores son textos bien escritos”. Como si alguien hubiese sostenido lo contrario. Como si le dieran al lector milanesas con papas fritas pero sin que se esté permitido ofrecerle otros platos. En el post de MT intenté una defensa de la infografía como recurso valioso pero quedé en soledad frente a semejante patota literaria, que sostuvo cosas como que las infografías subestiman a los lectores y los tratan de idiotas o con ánimo de elevar a los textos “bien escritos” por sobre los gráficos hechos “para lectores vagos que no leen”. El reduccionismo facilogno de poner a las infografías como primeras hermanas de la TV para caer en el lugar común de imágenes vs. textos.
Se me ocurrió entonces llamar al amigo Norberto Baruch, un experto en el tema infografías que pasó por los diarios argentinos Clarín, Página/12, La Razón y La Nación, como periodista, ilustrador, director de arte e infógrafo. Desde su blog Visualmente, viene desde hace ya un par de años difundiendo a los mejores infógrafos del mundo. Y para eBlog, escribió esto:
La infografía del chivo
Cuando se discute si la infografía salvará a los diarios, qué es lo que realmente se discute. Para empezar por el principio sería bueno identificar a quiénes discuten. Supuestamente, de un lado y del otro, atrincherados, se ubican los periodistas y los otros. En el grupo de los otros se ubican, con distinta suerte, los fotógrafos, los diseñadores, los ilustradores y los infógrafos.
Por alguna razón extraña, dentro de los periódicos, sólo los periodistas se han convertido en únicos depositarios de algo parecido a la verdad y como elegidos de tal designio son los únicos capaces de poder reconstruirla. Esta recreación del mito de la caverna de Platón se encuentra hoy bastante desvalorizada. Por eso, los periódicos necesitan ser salvados.
Cuando el periodista se encuentra más tentado por escribir a favor de un producto que ha mostrado su bondad en la pauta pactada, que en la descripción de algún hecho sin mucha inversión, la prensa empieza a sangrar. Pero aún así los fotógrafos, los diseñadores, los ilustradores y los infógrafos deben enfrentar la dictadura de la palabra, a pesar de estar completamente vacía de contenido. En cierta forma los fotógrafos, los diseñadores, los ilustradores y los infógrafos han ayudado para que esto, el periódico, continúe siendo lo que es: un soporte impreso para acompañar alegremente a la publicidad.
Pero, ¿cómo las víctimas terminan ayudando a su victimario? Por ejemplo, cuando la infografía asume un rol que consiste en ser un tapa agujeros, ya que no hay una fotografía o una ilustración para la página. Esos tapadores de baches editoriales son los infógrafos que se ven como simples pasadores de información, sin criterio propio ni espíritu crítico, y mucho menos, periodístico.
Pero también la fotografía puede ser complice de la dictadura del Word. Ella ha tenido mucho que ver en semejante autoritarismo de la palabra, con encuadres más parecidos al requerido por el carnet de club de barrio, que a un reportaje fotográfico. Y no nos olvidemos de los ilustradores que trabajan en las editoriales de diarios. La ilustración también tiene lo suyo, cuando los artistas se preocupan por caerle simpático al redactor para poder publicar una imagen tan linda como vacía. Si a eso le sumamos el trabajo de los nuevos diseñadores del Indesign, que no leen lo que maquetan, la mesa está servida para los que escriben.
Pero las dictaduras, históricamente, de tan soberbias que han sido, han sabido cometer graves errores. Hoy la publicidad escondida en textos periodísticos (el famoso logo de Movistar comenzando un título en un diario deportivo español, una doble página central de un suplemento deportivo con texto figurado porque una cerveza así lo requería, etc.) son atrocidades textuales.
Entonces, la pregunta cambia y ahora es quién salvará a los diarios de su muerte anunciada. Juguemos un poco y demos opciones de simple recordación visual para que nuestros lectores puedan contestar rápido. Los salvará:
a) La infografía
b) Los periodistas
Me inclino por la opción de la infografía. Nunca he visto a un grupo de profesionales con intenciones de sancionar una pieza editorial cuyo contenido pretendía sostener cierto interés periodístico, mientras ocultaba en realidad el interés comercial del periódico. Pero si vi esa sanción en un concurso sobre infografía que organizaba la Society For News Design. Una excelente infografía sobre el Nascar norteamericano fue descalificada por los jueces, ya que contenía el logo de la empresa que hacía el software con el que se había hecho el dibujo en 3D. La polémica la publicamos en VisualMente.
Todos hemos dejado la responsabilidad de los diarios en manos de los periodistas. Pero cuando el principal capital de los periódicos vale menos que el precio de tapa, la cosa se complica. En esta discusión, los términos están equivocados. Es bueno que los periodistas sepan escribir, pero más importante es que sepan decir algo parecido a la verdad. Las maestrías de periodismo que dan esos mismo diarios poco se interesan en otros géneros periodísticos como son las infografías. Pero lo más problemático es que sólo se preocupen porque esten al día con la cuota, para subir a la redacción.
Si entendemos a la infografía como dibujitos y al periodismo como chivo, los periódicos no necesitarán que nadie los salve. Ya serán papel barato para sostener la caja con las piedritas de los gatos.
Norberto Baruch
Y de regalo, acá dejo varias infografías para que coleccionen, repartan y disfruten. Para verlas a buen tamaño hay que hacer click sobre las imágenes:
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