Segunda entrega
Las oficinas principales de Nokia en Finlandia se llaman oficialmente “Head Office” pero se las conoce más como “Nokia House” y están ubicadas en el barrio Keilaniemi, en la ciudad de Espoo, apenitas afuera de Helsinki.
Gran parte de los materiales utilizados para construir el edificio fueron el vidrio, el acero y la madera, respetando los que se usan en los países típicos de la región nórdica. El gran influyente en la arquitectura y el diseño de Finlandia fue Alvar Aalto, un arquitecto modernista que antes de morir en 1976 dejó su sello inconfundible en edificios, muebles y hasta jarrones, ceniceros y otros objetos. Cuando caminás por Helsinki, cada dos minutos te chocás con alguna obra marca registrada de Aalto (sitio oficial), como teatros, universidades, bibliotecas, oficinas, fábricas, mesas, sillas, etc. Hay hasta floreros y ceniceros, cuyos diseños de vidrio de colores se venden a partir de 15 Euros en cualquier tienda de objetos de decoración y también como souvenirs en el aeropuerto. Este azul compré yo.
Lo que lo diferenció en su momento del resto es que Aalto buscó siempre la armonía entre los materiales elegidos y el uso que le daría el ser humano. Para él, la comodidad y el confort era primordial, sobre todo si lo diseñado se integraba con el entorno. “La arquitectura debe servir al hombre”, era su mantra. Por eso sus edificios eran de madera y ladrillo y aún hoy parecen continuaciones naturales del entorno, un bosque, un árbol, un jarrón o una mesa. Digamos que sería un amante de lo que hoy se llama “usabilidad” en el diseño de los productos tecnológicos.
Esta es la “Armchair”, una de las sillas más emblemáticas de él, nada menos que de fines de los años ´20. El modelo tiene un sistema llamado autoportante, que permite que una pieza soporte todo el peso sin que se rompa y que aún hoy sigue siendo muy usado por otros diseñadores.
No es casualidad que Finlandia sea conocida como “la cuna del diseño”. Hasta las canillas de los baños públicos tienen sus diseños particulares y vanguardistas gracias a los miles de diseñadores que surgieron en las escuelas de diseño que Aalto inspiró.
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