(Columna publicada en el diario El Cronista el viernes 12 de septiembre)
Algo pasó desapercibido tras la presentación del iPhone 6 y el reloj inteligente de Apple el martes pasado: el fin del iPod Classic. Era inevitable, se veía venir, las ventas caían en picada. Pero no deja de ser una noticia importante que vale destacar porque el iPod es, sin dudas, uno de los principales símbolos culturales de esta era digital. Fue un dispositivo tecnológico revolucionario que puso de rodillas a la industria musical y a su vez, uno de los mayores motores de la recuperación de Apple en el regreso de Steve Jobs a fines de la década del 90, la marca insignia que abrió la época dorada.
Corría el año 2000, pleno boom del MP3 y Napster. Los pocos reproductores digitales que existían en el mercado (como Río PMP, MPMan F10) eran complejos, llenos de botones e interfaces confusas y con baterías de apenas una hora de duración. En secreto, Jobs empezó a trabajar con el diseñador Jonathan Ive y los ingenieros Jon Rubinstein y Tony Fadell en un producto para reproducir MP3 con dos premisas: fácil de usar y gran capacidad de almacenamiento. El 23 de octubre de 2001 Jobs lo presentó en sociedad. Era blanco, minimalista y con un disco rígido de 5 GB que almacenaba ?mil canciones?. Un mes después del atentado a las Torres Gemelas, la noticia pasó casi desapercibida. Además era un producto solo para usuarios Apple, que en aquel entonces eran pocos.
Pero poco a poco empezó a venderse y el soft iTunes (para gestionar las canciones) se abrió a usuarios Windows. El iPod traía auriculares blancos, que se convirtieron en un ícono cultural de la generación post-walkman, y que Apple supo aprovechar y estimular con una excelente campaña publicitaria de la agencia TBWA\Chiat\Day, aquella con siluetas negras bailando sobre colores. En pocos meses, caminar por la calle con cables blancos pasó a ser cool y sinónimo de vanguardia, música, deportes y juventud, explica el periodista Steven Levy en su excelente libro ?The Perfect Thing: How the iPod Shuffles Commerce, Culture, and Coolness? (2006).
El éxito del iPod durante la primera década del 2000 fue descomunal. Cada nuevo modelo que Apple lanzaba (Shuffle, Nano, Mini, etc) vendía más que el anterior. En sólo dieciocho meses, la empresa vendió un millón de iPod. Pero en los tres años siguientes, esa cifra trepó a diez millones. Para 2007, las ventas del dispositivo representaban la mitad de todos los ingresos de Apple.