El diario La Nación lanzó una colección de 15 libros con los casos de negocios más importantes del mundo: la cultura Nike, el estilo Coca-Cola, BMW, FedEx, Starbucks, Disney y Wal Mart.
Sobre empresas tech, habrá libros sobre Microsoft, Sony, HP, Nokia y el rápido crecimiento de Amazon, entre otros (y Apple??).
Saldrá uno cada jueves (ayer salió el primero) y cuestan algo caro: $15,90 c/u.
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Leche cortada
Ayer en el suplemento Cultura de Perfil salió un artículo sobre las chicas con blog. Escrita por la periodista Sonia Budassi, la nota tiene un error grosero. Habla sobre la tendencia editorial de publicar blogs y diarios íntimos de chicas jóvenes que cuentan su vida sexual y sus problemas cotidianos. La ex anoréxica Cielo Latini, Melissa P y la brasileña Surfistinha son los ejemplos. Y por supuesto, nuestra Lola Copacabana, de quien ya comentamos en este blog (y lo volveremos a hacer en breve). Su reciente libro se llama “Buena Leche” (Ed. Sudamericana), sin embargo, en la nota de Perfil figura como “Mala Leche” y no una, sino dos veces! Y eso que en la nota salió la tapa del libro con el título correcto…

El nuevo libro de Pigna
En el blog de Cuál es?, el programa radial de Mario Pergolini, el conductor mostró el esperado libro del historiador Felipe Pigna, que sale a la venta este sábado (Ed. Planeta, 310 pags.). Pigna se ocupará esta vez de lo que pasó durante la primera mitad del siglo XX.
Si al libro le va como a los dos tomos anteriores, “Los mitos de la historia argentina 3” tiene asegurado su lugar en las listas de los más vendidos.

Estación Brasil

El libro reúne entrevistas a varios de los mayores exponentes de música brasileña contemporánea como: Chico Buarque, Rita Lee, Caetano Veloso, Gilberto Gil, María Bethania y Marisa Monte, entre otros. La periodista argentina que lo escribió, Violeta Weinschelbaum, supo con sus preguntas y -sobre todo- sus ojos, retratar los matices de la música popular brasileña desde sus protagonistas.
Resulta atractivo leer a Caetano definiéndose como un ?pop star intelectual?, o a Rita Lee hablando sobre el famoso Bossa and Beatles que no escapa de casi ninguna planilla de musicalización. Gilberto Gil, el ministro de Cultura del Gobierno de Lula da Silva, habla de cómo le gusta la música: ?Pura, lejos de la política? y Maria Bethania, de su relación con la escritora Clarice Lispector. Durante todo el texto se van entrelazando las opiniones de uno sobre el otro, casi como una conversación con respuestas ambiguas y sonrisas. Como una reunión virtual de ex alumnos: Promoción 1960.
Todo esto, extraído de preguntas simples, tal vez hasta básicas para quien esté más interiorizado en la música brasileña, pero que revela muchos datos curiosos, entretenidos, sin llegar a teorizar pero alcanzando- por momentos- profundidad en temas políticos y sociales.
Editorial Norma, 2006. $32 (365 páginas)
por Gabriela Larralde
Leer MásSon pero nunca fueron
Como está de moda publicar libros con listas de cualquier cosa, se presentó el libro “Las 101 personas más influyentes que jamás vivieron“. ¿Quién está en el primer puesto? El famoso cowboy publicitario “Marlboro Man”. Los autores del libro fueron Allan Lazar, Dan Karlan y Jeremy Salter
Los otros puestos:
2. El Gran hermano, de Orwell
3. El Rey Arturo
4. Santa Claus
43. Barbie
58. San Valentín

Propongo elegir personajes locales famosos que jamás vivieron y que fueron un fracaso o un éxito. Hay muchos: Petete, El topo Gigio, Papipo, el Oso Teddy de Sofovich, el señor televisor de Flavia, el gauchito mascota del mundial ´78… vamos, tiren!
Leer MásEl Interior de Caparrós
“Si es por buscar, mejor que busques lo que nunca perdiste”, dice Martín Caparrós que le dijo alguna vez su padre. Con ese consejo arranca y cierra El Interior (Planeta, $42), que acabo de terminar. Es una monumental obra de 631 páginas que arrancó cuando Caparrós puso en marcha su auto (el ahora querible Erre, que antes fue de Osvalodo Soriano y que, después de leer el libro, asoma como una especie de Rocinante moderno. El autor dialoga con su caballo mecánico en varios pasajes) con la idea de averiguar -apenas- qué es la Argentina y quiénes somos. Para eso recorrió durante meses veintipico mil kilómetros, pero por suerte no lo logró, y tal vez ese sea el mejor resultado, el más justo (todavía no puedo responder qué hubiese pasado si lo lograba). Porque el país, creo, es, entre otras miles, esa sensación parecida a la que queda flotando cuando termina la última página.
Caparrós es, sino el mejor, uno de los mejores cronistas vivos de la actualidad. Con El Interior completa una trilogía de crónicas de viajes que incluye a los ya publicados Larga distancia, Dios mío y La guerra moderna.
En este libro, Caparrós parece alcanzar su máximo nivel linguístico. Quien lo sigue, lo encontrará genial. Juega como nadie con el lenguaje. Se da lujos como mechar poesía y versos en medio de la prosa y se toma tantas licencias como su imaginación lo permite (pone y saca minúsculas de donde se le canta, como “dios” o “estado”). Escribe tal cual le dicen, con o sin s, z o acentos. Castellaniza palabras en inglés y siglas (“oenegé”). Su estilo nunca aburre porque sorprende cada tres minutos. Tal vez por eso uno pueda leer tanto sin darse cuenta. Se lo ve a Caparrós en sus anchas, gustoso como un niño jugando en el barro sin que lo reten. Se divierte y se nota y con eso también divierte al lector, aunque diga que odia esa palabra.
Para encontrar eso que busca, usa todo lo que está a su alcance: Un testimonio de una puta, un extranjero, un chanta tipico argentino, periodistas provinciales, políticos provinciales, chicos, ex de todo tipo, travestis, el santuario del Gauchito Gil, perros, un beso adolescente, un tarro de miel (!) o un corredor formado de bananos cordobeses. Todo vale para Caparrós y todo parece servirle. Se mete en una rave correntina, en un velorio, en una riña de gallos salteña, habla con un ex represor que se quiebra y confiesa no poder dormir, busca el humor cordobés, la yerba misionera, la siesta norteña y explica el boom de la soja. Entra a las Iglesias y lee diarios, carteles ruteros…
También provoca algo parecido a la impotencia al retratar constantemente el país industrial arrasado durante las últimas tres décadas.
Sin exagerar, El Interior debería ser lectura para los colegios. Hay historia(s), cultura, tradiciones, anécdotas, verdades y mentiras. Algunos pasajes impresionan, otros emocionan y la mayoría cuentan, dicen, relatan. El final es predecible: el autor volviendo a su casa en Buenos Aires. Prometiendo para un segundo enorme tomo la otra Argentina, la de La Pampa hacia Tierra del Fuego. La Argentina que, como dice en la intro, “es un invento, una abstracción: la forma de suponer que todo lo que voy a cruzarme de ahora en más conforma una unidad”.

Nota: Esta semana, si llego a desgrabarla, estará acá la entrevista que le hice hace un mes a Caparrós, cuando con la excusa del libro, lo tuve casi tres horas en su casa hablando de la Argentina, su vida, la literatura, los medios y los blogs, entre otros temas menores…
Otras críticas:
La Nación
Página/12
Just Lola
Lola es una chica linda de veintipico (o ya treinta?, da igual) que hace un tiempo tiene un blog, donde cuenta sus cosas, a modo de diario íntimo, pero mejor, con más onda y entretenido. Hace poco, un editor de una revista la definió como “una conchetita cool”.
Lola escribe lo que se le canta, a veces en inglés y en castellano mezcladito, de su hija, de sus placeres, sus recuerdos, sus sueños, sus miserias, sexo… en fin… hay cosas interesantes y otras aburridas, como sospecho en casi cualquier vida. Pero el blog está bueno y ya ni me acuerdo como lo descubrí, pero se deja leer.
Ahora Lola escribió un libro y lo publica Sudamericana. Se llama “Buena Leche”. MT muestra la tapa.
Dos cosas casi seguras:
-Lo voy a leer.
–Rottman ya tiene a la mediática que tanto buscaba.
La Patagonia vendida
Gonzalo Sánchez tiene 29 años y es periodista. Trabaja en la revista Noticias, donde escribe de política e información general. Fanático de la Patagonia, viajó al sur más de diez veces en los últimos años para investigar cómo, cuándo y porqué más de media docena de millonarios extranjeros (Ted Turner y Benetton, entre ellos) se quedaron con cientos de miles de hectáreas de tierras, lagos y montañas de postales. Lo que sigue es una charla con Sánchez, que acaba de publicar el libro La Patagonia vendida (Ed. Marea), donde cuenta todo lo que descubrió en el sur.
-¿Cómo y cuando se te ocurrió el libro?
-Hace dos años y medio, cuando la Justicia de Chubut falló a favor de Benetton en un conflicto por la tierra con una familia mapuche, descubrí que el fenómeno de extranjerización de la Patagonia era cada vez más agudo y que así como Benetton se había convertido en el terrateniente más grande de la Argentina, otros hombres, todos multimillonarios, se habían instalando en el sur del mundo. Perseguían distintos objetivos, pero a todos los fascinaba lo mismo: instalarse en un lugar único por sus bellezas naturales y por sus recursos, comprar tierra maravillosa a un costo bajísimo y sentirse el primer hombre en una región prácticamente despoblada, donde está todo por hacer.
-¿Qué plantea el libro? ¿Qué intenta reflejar, contar, mostrar?
-La idea inicial era contar quiénes son estos hombres, qué compraron en el sur del país y cómo lo hicieron. Quiénes fueron sus intermediarios, cómo conocieron la Patagonia y cuáles son sus planes. Pero me propuse contarlo como una gran crónica de viajes. Porque de movida, el plan fue ir a cada una de las tranqueras de estos nuevos terratenientes. Creo que funcionó.
-¿Cúál de todos los magnates que entrevistaste te cayó mejor? ¿Porqué?
-Douglas Tompkins. Es seguidor de un movimiento llamado Ecología Profunda y sus proyectos en la zona tienen que ver con la nacionalización de tierras y no con la extranjerización, como se cree. El hombre compra tierras para conservar. Y no son sólo palabras. En Chile hizo una donación importante, de casi 700 mil hectáreas. Y en Santa Cruz también: donó las 60 mil hectáreas que forman el Parque Nacional Monte León, el único sobre la costa continental argentina. Es un personaje riquísimo para narrar y también polémico.
-A pesar de sus diferencias, ¿existe un denominador común en ellos?
Sí, dos: sus fortunas, todas siderales, y la misma fascinación por las bellezas patagónicas.
-¿Cuál fue el mejor momento de la investigación? ¿Porqué?
-Cada vez que me subí a un micro para ir en busca de uno de estos tipos, sentí que entraba en otra sintonía. En una forma de hacer periodismo de campo que ya no se hace: el cronista que viaja para contar. Lejos, un día Lewis me pidió que lo esperara a las doce del mediodía en la tranquera de su campo, en El Bolsón, y ahí fui. Estaba esperando en el medio de la Patagonia y de repente apareció Lewis en su helicóptero Bell. Increíble. Bajó, me hizo subir y volamos hasta su mansión a orillas del lago Escondido.
-Después de varios años investigando, ¿Qué conclusión te dejó el libro? ¿Qué es hoy la Patagonia?
-Lo que digo en la primera línea: “La Patagonia es argentina sólo por casualidad”. Durante muchísimos años, los gobiernos locales le dieron la espalda, mientras viajeros llegados de todo el mundo se asentaban para poblarla. Así pasó en Tierra del Fuego, en Santa Cruz, en Chubut. Los primeros hombres fueron salesianos llevando la cruz, ingleses decididos a gobernar el comercio marítimo, daneses, galeses, polacos y chilenos. Los argentinos comenzaron a poblarla mucho tiempo después. Y ahora pasa algo parecido. Quienes pusieron rumbo sur, son los hombres más ricos de la tierra y pareciera como que los argentinos, otra vez, nos acordamos tarde. La Patagonia, más allá de esto, es increíble y fabulosa y creo que se puede coexistir plenamente con los nuevos vecinos.
-¿Podemos decir aún que la Patagonia es “nuestra”?
-Sí, claro. En lo formal sí.
–Hoy el conflicto pasa, por un lado, por los intentos de cortar los alambres por parte del impresentable D´elía y por el otro, las denuncias alarmistas de Carrió (“vienen por el agua”). ¿En dónde podemos situarnos frente a la cuestión de las tierras, los recursos naturales, etc?
-Creo que los argentinos somos especialistas en inventar paranoias. Y que hay mucha información tendenciosa alrededor del tema. Nadie está envasando agua mineral y por otro lado, el acuífero guaraní llega hasta la Pampa Bonaerense. Quiero decir, no sólo Tompkins está encima de esa resrva de agua. También vos y yo en este momento estamos encima del acuífero. No creo que expropiar sea una solución. Creo la discusión recién empieza. Yo inicié está investigación cargado de prejuicios, creía que venían por todo y después descubrí que hay matices intermedios que describen otra historia.

Link:
Capítulo gratis (en PDF)
Especial Perfil.com
Desde Irak a Palermo
Este lunes se presenta en Espacio Prometeo (Malabia 1720, Palermo) el libro “Kabul, Bagdad, Teherán” (Editorial Marea, $35), del periodista Gustavo Sierra.
Estuve leyendo un poco el libro y es realmente bueno. Cuenta desde la caída de las Torres Gemelas hasta nuestros días con la guerra de Irak. Sierra va mechando sus crónicas con anécdotas y vivencias que toman fuerza al estar muy bien escritas. Las fotos que ilustren el libro fueron sacadas por él.
?No tengo ninguna esperanza de que estas vayan a ser las últimas guerras que tenga que ver mi generación. La estupidez es infinita y el ser humano es violento por naturaleza. En las guerras se producen situaciones donde estamos más vulnerables y podemos conocernos mejor. Voy a seguir yendo detrás de esa búsqueda de respuestas a nuestro comportamiento. Continuaré siendo un testigo y espero regresar para dar testimonio?, dice Sierra en la intruducción.
Vale la pena, entonces, darse una vuelta el lunes a las 19 hs. La entrada es libre.

Link:
Editorial Marea
Una vuelta por Brasil
Revelación de un mundo es un paseo por Copacabana de la mano de una de las mejores escritoras brasileñas. Es una recopilación de los textos que Clarice Lispector publicaba los sábados en el Jornal do Brasil durante los seis años que trabajó en el diario (1967 – 1973) hasta ser despedida. Como lo hizo Roberto Arlt con sus Aguafuertes y lo hace hoy el español Juan José Millás con sus Articuentos, Lispector describe la vida cotidiana de su país.
La charla con un taxista, los enojos con sus empleadas, los errores como madre, su niñez, el trabajo, la comida y hasta la opinión de su analista sobre ella son algunos de los temas que indaga desde el misterio y la pasión del instante.
Con el ojo puesto en el detalle y en la magnitud de aquel Brasil, pinta la idiosincrasia en cada una de las páginas de este libro. Recomendado para leer arriba del colectivo, acostado en la cama, esperando en el dentista y tenerlo siempre a mano para visitar Río sin salir de casa.
Para leer algunas de las columnas.
Gabriela Larralde

Editorial Adriana Hidalgo. 330 páginas. $31.
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