Hoy salió un Clarín un interesante análisis de Miguel Wiñaski sobre las posturas de los grandes diarios frente a las últimas apariciones del Papa JP II en los medios.
Manuel Trallero, del diario español La Vanguardia, detectó un instante fascinante para la reflexión mediática: “Hubo una imagen que marcó el clímax televisivo. Fue un momento cargado de significado. El Papa no pudo asistir al vía crucis del sábado, lo vio por televisión. Lo realmente sensacional es que los espectadores también vimos cómo lo veía. En su capilla particular, de nuevo de espaldas a los televidentes, lo seguía a través de una pantalla situada precisamente debajo mismo del altar y que ocupaba casi todo el espacio libre.” Trallero, además se asombra por lo que considera una cierta anestesia general de los telespectadores: “Prácticamente, estamos asistiendo a su muerte en vivo y en directo y a nadie parece escandalizar”.

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Ya se murio
No está muerto quien pelea.