Por P.Z.
La pregunta que sobrevuela la mesa: ¿será este finalmente el año? ¿habrá llegado el momento que fatídicamente se viene anunciando desde hace más de una década?
Octavio Kulesz es el director de la Editorial Teseo, una de las primeras editoriales de Argentina que se estructuró bajo el modelo digital de edición de eBooks y print-on-demand (POD). Sentado frente a un grupo de periodistas en una coqueta confitería de Palermo, Kulesz señala ?apoyándose en un ppt que muestra desde una notebook? las evidencias de que la revolución digital ha llegado al libro.
Para Kulesz, el cambio puede sintetizarse como un choque de paradigmas: la resistencia del paradigma analógico que inexorablemente perderá terreno frente a la potencia del paradigma digital. Aquellos actores que sean los suficientemente flexibles como para adaptarse al nuevo paradigma son los que lograrán mantenerse a en el mercado. La clave ?explicó Kulesz? es no pensar al libro ?digital? como la continuación del libro ?analógico? sino considerarlo como un producto nuevo, revolucionario, que permita una nueva concepción de la experiencia de lectura.
El impulso que la web 2.0 imprimió al eBook ?luego del parate tras la explosión de la burbuja digital a finales del siglo pasado? redundó en equipos más amigables, versátiles, con conexión a internet. Algunos, como el Kindle de Amazon, incluyen una función de lectura que convierten al libro digital en un audiolibro. Lo cierto es que, si bien los equipos han mejorado año a año, todavía no parecen satisfacer el paladar del lector habituado al papel. ¿Por qué, entonces, este año podría empezar a imponerse el paradigma del libro digital? Porque ha aparecido en escena un actor importantísimo, que cada vez que lo hace modifica la relación con la tecnología: Apple ha anunciado el lanzamiento del Apple Tablet. Este producto está provisto de una pantalla táctil que responde tal como la del iPhone. Para Kulesz esta característica es imprescindible, ya que cuando las manos no intervienen ?como en la lectura desde el monitor? es difícil mantener la concentración.
Pero además de los equipos para eBooks, aparecen nuevas formas de impresión alternativas al offset ?impresión tradicional que implica tiradas de mucho volumen para amortizar el costo fijo elevado?. La impresión bajo demanda, print-on-demand, de la que en Argentina se han realizado algunos experimentos un tiempo atrás, tiene su máxima expresión en la Espresso Book Machine, una máquina del tamaño de una fotocopiadora que edita un ejemplar de la misma calidad que uno ?común? en menos de 5 minutos, el tiempo que tarda el cliente en tomarse un café. La curva de costos entre la impresión por offset y por demanda recién se toca en el libro número 400, a partir de allí es más económico pensar en offset. Pero es esperable que el avance de la tecnología reduzca costos de forma que ambos tipos de impresión compitan en tiradas más altas.
Finalmente, otra de las características del nuevo paradigma que señaló Octavio Kulesz es la intervención de Google con el escaneo indiscriminado de libros y liberación de los mismos a los navegantes. Una acción que ha despertado controversias importantes en el mundo editorial y que en la Argentina recién se está comenzando a discutir. Tras un juicio millonario en Estados Unidos, Google debió pagar 125 millones de dólares (no tanto si se considera el precio por libro: unos 60 dólares por título). Tras el veredicto se dijo que tanto las editoriales, como Google, como los lectores salieron beneficiados. ¿Quiénes perdieron? Las librerías tradicionales.
Escenarios posibles
Para Kulesz el paradigma del libro analógico ?el libro de papel? está agotado y la evidencia está en la cantidad de ejemplares que se producen mes a mes: para poder mantener la estructura, las editoriales inundan las librerías de nuevos títulos.
El problema de las editoriales es que se han resistido a los cambios. Frente a la amenaza: negación. Esta es la razón por la que otras compañías hicieron punta en el libro digital. ?Los que inventaron el auto no eran los que hacían las carretas?, definió Kulesz. Amazon, Google, Apple, Yahoo!, Microsoft son los gigantes que ahora compiten por el mercado del libro, intentando desplazar a las grandes firmas.
¿Qué será de las editoriales y las librerías? Las que no consigan adaptarse perderán terreno hasta quedar afuera. La tarea de las librerías es encontrar la manera de ingresar en el medio digital: no como una réplica web de la librería real ?un simple catálogo?, sino asumiendo un nuevo modelo de negocio. Explorar nuevas estrategias de comunicación que pongan en contacto al lector con el libro ?sin que exista, de hecho, el objeto-. Las editoriales deberán modificar la línea de producción sabiendo que cada eslabón sigue siendo imprescindible, pero cambiando las relaciones de la cadena, desplazando el centro de gravedad del poder logístico al tecnológico.
Es probable que la aceptación del público del nuevo paradigma se dé desde los libros técnicos, pero en tanto el libro digital se entienda como una experiencia nueva, la ficción provocará nuevas formas de relacionarse con la lectura donde la interactividad y la grupalidad marquen la diferencia.
¿Será este finalmente el año? ¿Habrá llegado el momento que fatídicamente se viene anunciando desde hace más de una década?
– “Paradigma” es una palabra que utiliza la gente idiota para parecer inteligente…
¿Estoy despedido?
– Claro que si.
Muy interesante la nota. De todas maneras, creo que así como las editoriales tradicionales niegan el cambio de formato, los interesados en que ese cambio se produzca también niegan que el lector tiene sus hábitos y demandará un par de generaciones el cambiarlos. En mi caso puntual, tengo 39 años y no cambiaría por nada del mundo el placer de tener el libro entre mis manos, con sus texturas, aromas y colores. Nada de audiolibro ni libro digital para mí. Pueden ser más baratos, pero pago más caro si me dan el libro como un objeto amigable más que como una imagen fría y artificial.
Comparto la idea de que el cambio mayor puede venir por el lado de los libros técnicos, que no guardan tanta relación con un requisito estético para ser adquiridos. Son funcionales, cualidad que comparten con el cambio a lo digital.
Me parece también que hay que distinguir audiolibros de libros digitales y de impresiones por demanda. Estas últimas pueden ahorrarles muchos costos a las editoriales, y bastaría con tener uno de muestra para imprimirlo a pedido del comprador.
Me parece que quien ha crecido leyendo libros en formato tradicional ya se ha acostumbrado a ello y no encuentra mucha ventaja en leer un libro en una pantalla por más calidad que esta tenga. No he hecho ningún estudio ni mucho menos, es una impresión. Creo que los dos formatos pueden convivir, para usuarios diferentes.
Si me preguntan a mí, es linda la Playstation, pero nada como patear una redonda de verdad.
Es interesante la nota del Bambi porque marca algo que está bueno tener en cuenta: el bajo costo del POD es para las editoriales, muy cierto. El lector sigue adorando el objeto. Claro, por ahí no le “conviene” a la editorial. Pero ahí está la clave que tiene quue ver con lo que dice después: el cambio lleva tiempo.
Creo que se pueden hacer muchas cosas que “nadie va a comprar”. El asunto es educar al lector en este nuevo formato.
Pero antes que nada, habría que educar para que más gente quiera leer.
Nada más simple y complicado a la vez.
Salú, Bambi.
Un día, invitame, yo pateo redondas.