Desde hace un par de meses, vengo leyendo artículos sobre “la nueva ola” de Internet. La palabra “boom” se multiplica´, el “éxito” de Google y “la explosión” de la telefonía IP y los Weblogs. Las ventas de PC “se disparan” junto a las handhelds, teléfonos celulares e impresoras. Leo que el Wi Fi revoluciona y ya supera a las conexiones tradicionales. Que la publicidad online se duplicó con respecto al año pasado y promete triplicarse para el 2008 hasta hacerle sombre a la de la TV. Stop.
No empecemos de nuevo con lo mismo, porque va a llegar un día en que nos digan que invertir en un sitio es rentable aunque no deje ganancias y vamos a leer en la tapa del Clarín del domingo que dos argentinos vendieron su sitio de finanzas en 500 palos. Y todos van a ir corriendo a abrir sitios con guita dudosa que hay que gastar rapidamente y van a salir a decir por medio de insoportables agentes de prensa que los empleados van a trabajar en musculosa “como en un campus universitario” y que todos tienen “Ssssstock options” y decoran ellos mismos sus oficinas porque lo que importa son los objetivos y nos las formas… y habrá CEO, CFO, CTO, CPU y cualquiera… basta. Esta película ya la viví.
Que los medios informen con responsabilidad. Que dejen de pelotudear.

Es cierto que hay datos y vaticinios reales (y muy serios) y datos que son pura espuma producto de un buen fajo de billetes que ciertas consultoras reciben de ciertas empresas para que hablen de que ese producto va a revolucionar el mercado.
Pero es más cierto que el único “boom” que nunca fracasa es de los agoreros de pocos escrúpulos que cobran fortunas por hacer análisis de mercado con cifras inventadas. Y después, cuando todo termine, mientras se secan las manos recien lavadas, dirán seriamente en una teleconferencia de 200 dólares la inscripción: “Esto es producto de un entusiasmo desmedido que no les permitió analizar correctamente los riesgos del negocio”. Y todos aplaudirán, y dirán que “la nueva economía” fracasó otra vez.
Mientras, sus agentes de bolsa ya estarán invirtiendo en la soja o haciendo un hotelucho en Bariloche porque el 3 a 1 permite el turismo receptivo.
Que chantas.
