El amigo periodista Hernán Iglesias Illa sigue yirando por los Estados Unidos. Esta vez no en el mundo de Wall Street de Nueva York para retratar a los banqueros Golden Boys sino que se puso los bermudas floreados y las camisas de colores y se fue a Miami para escribir sobre… Miami. “Una ciudad en transición, que parece estar siempre a mitad de camino y siempre al límite, como una ciudad de frontera, vibrante y efímera, hospitalaria y vacilante”, cuenta. Para eso Hernán se internó durante un año en tierras de playa y shoppings, entrevistó a todo tipo de inmigrantes latinoamericanos y recorrió de punta a punta sus calles, desde los modernos edificios de Brickell hasta el Art Decó de South Beach.
Esta es la tapa del libro que sale en febrero por Planeta:

Hernán cuenta su libro para eBlog:

“Pasé buena parte del invierno y la primavera del año pasado en Miami. Iba, me quedaba un par de semanas, volvía a Nueva York, después iba a otra vez. Esto fue hace como un año. Al principio me quedaba en South Beach, que era lo que más conocía de antes, y después me fui corriendo, a medida que aprendía más sobre la ciudad y me daba cuenta de dónde estaba lo que más me interesaba, hacia el oeste, lejos de los hoteles y la playa. En el último viaje me quedé dos semanas en un departamento oscuro, chiquito y húmedo (y barato, porque a esa altura ya me estaba quedando sin guita) en el corazón de la Pequeña Habana, rodeados de jubilados cubanos y albañiles salvadoreños.
Creo que esas mudanzas mías hacia el oeste son una buena metáfora del libro, que empieza bastante encandilado por las luces del centro y termina obsesionado con la Miami latinoamericana (colombiana, venezolana, argentina, nicaragüense) de los suburbios nuevos y aparentemente embolantes pegados a la selva y los cocodrilos”.
-¿Cómo está escrito?
-El libro tiene un poco de crónica, un poco de diario de viaje y otro poco de ensayo sociológico-cultural sobre las ideas y la imagen que han rodeado a Miami en todas estas décadas en América Latina, desde el “deme dos” de principios de los ’80 (que en Miami, mal que nos pese a los argentinos, lo recuerdan como algo más venezolano que argentino) hasta el casi un millón de latinoamericanos que ahora vive en la ciudad. Como tenemos todas estas ideas asumidas sobre Miami (shopping, playa, gusanos cubanos), parece una ciudad simple de entender, pero cuando uno empieza a pasar tiempo ahí se da cuenta de que las cosas son un poco más complicadas y, al menos para mí, mucho más interesantes. Todo esto esta contado un poco desde la fascinación y la perplejidad, de alguien que se sorprende de cuánto le interesa y cuánto le gusta Miami, se pregunta por qué y escribe un libro para tratar de encontrar una respuesta.