Por P.Z.
Paula Pérez Alonso publicó una novela con un título excelente: No sé si casarme o comprarme un perro (Tusquets, 1995). La protagonista es Juana Eguiza, una mujer que regresa al país luego de un largo viaje. La vuelta la encuentra sola y ella sabe que no es bueno que el hombre ?ni la mujer? esté solo.
El tema es cómo romper esa soledad. ¿Casándose o comprándose un perro? Tras pensarlo por un tiempo, Juana encuentra la forma de resolver el dilema. Publica un aviso clasificado: ?Se convoca a un hombre que pueda competir con un labrador por el amor de una mujer?. Aquel que responda el desafío sin sentirse ridículo ni menospreciado será el elegido.
En una primera lectura, aquí no hay confrontación posible. Cualquiera de nosotros puede superar a un perro. Pero entonces Juana complica un poco las cosas y publica un segundo aviso agregando algunas cualidades del labrador: ?Se convoca a un hombre que pueda competir con un labrador por el amor de una mujer. El labrador es dulce, tierno, sincero, alegre, limpio, apuesto. No exige nada, tiene un universo propio, va al baño solo.?
La puerta es un poco más estrecha. Juana recibe algunas respuestas pero no la satisface. Entonces ajusta un poco más el lápiz y tras algunos clasificados intermedios encuentra el aviso definitivo: ?Se convoca a un hombre que compita con un perro apuesto por el amor de una mujer y le gane. El labrador no tiene pulgas, es sencillo, alegre, sincero, expresivo, leal, no se toma muy en serio, no exige nada; nunca se aburre, le gusta ver películas y salir a pasear en silencio; no es ceremonioso ni espera grandes cosas de nadie. Sin embargo, es incondicional.?
No podemos develar cómo termina Juana en la novela. Pero sí podemos hacer la pregunta: si hubiera sido un aviso clasificado real, desde el ?95 hasta hoy, ¿cuántos se habrían presentado?
No sé cuántos hombres… Y si lo pensamos a la inversa: cuántas chicas se hubiesen presentado?! No creo que la respuesta variara demasiado, no?
Al margen, bravo por el post!