La semana pasada la productora Ideas del Sur presentó el libro VideoMatch y ShowMatch, 20 años de historia, que reúne textos y fotos de los 20 años del programa conducido por Marcelo Tinelli. El periodista especializado en televisión Carlos Ulanovsky fue convocado para escribir una columna sobre el programa. Así lo hizo y la tituló “Lo que me gusta y no me gusta de Tinelli”. Pero a último momento, le avisaron que el texto no saldría con la infantil y torpe excusa de siempre cuando algo no se quiere publicar: “Falta de espacio”, argumentaron los editores de un libro con más de 300 páginas y cientos de fotos ($130), donde también escribieron Gustavo Yankelevich, Claudio Villarruel, Jorge Lanata, Juan Alberto Badía y Daniel Hadad, entre otros. Una falta de respeto para un hombre con una enorme y reconocida experiencia en los medios.
A continuación, el texto completo de Ulanovsky, publicado ayer en el el suplemento espectáculos del diario La Nación:
Marcelo Tinelli es heredero de toda una tradición del espectáculo en la Argentina, originada en el teatro de revistas y reformulada por la televisión (desde la década del 60 por Nicolás Mancera y desde la década del 80 por Juan Alberto Badía): el show musical, brillante, de altísimo tono, movido (en donde nada debe decaer), extenso, variado y banal.
Su programa no era el mismo cuando empezó. Tuvo el valor de probar muchas cosas. Fue interesante cómo consolidó el de la medianoche como horario estelar y cómo logró una estética antizapping desde un estilo de producción alerta, diverso, actual y audaz.
Atravesó estos 20 años respondiendo a los cambiantes “ritmos” de nuestra realidad. Hizo de todo, adaptándose a distintas épocas: desde la pura joda al reality de naturaleza, digamos, “solidaria”, desde los bloopers a la comedia musical, de las bromas personales al humor político, del caño al patinaje sobre diferentes superficies, de las cámaras sorpresa al costumbrismo.
Se fue convirtiendo en, además de un poderoso productor, una figura social influyente, al punto de tener mucha mayor presencia, en vida y pantallas, que los grandes protagonistas políticos del país. Fue llamativo también el ascenso de su productora Ideas del Sur.
Aunque en lo personal no fui un espectador típico de sus programas (en general, mis intereses se enganchan con programas de 3 o 4 puntos de rating antes que con los de 30 o 40 puntos como los que hace él), reconozco como valor que probó muchas cosas diferentes y que con algunas corrió riesgos. Arrancó montado casi exclusivamente en una onda juvenilista o muchachista en Ritmo de la noche, para luego ir yendo hacia un modelo un poco más personal y sensible. Con fuertes inversiones en producción y tecnología y con innovaciones de formatos (no siempre creaciones propias, sino adaptación de ciclos consagrados en televisiones extranjeras, como “Bailando por un sueño”).
Resulta elogiable la cantidad de oportunidades que ofreció a jóvenes, que vinieron a renovar los planteles artísticos de nuestra TV y teatro, en especial los del humor. No todos se quedaron a su lado, pero el efecto del “semillero Tinelli” salpicó a muchos otros ciclos, horarios, formatos y géneros.
Respecto del estilo de humor. Me gustó más aquél que, a lo mejor involuntariamente, llegó para renovar la nueva cultura popular urbana, que tiene tanta tradición en nuestro país y que alguna vez encarnaron desde la revista Rico Tipo a la película La barra de la esquina , desde los cachadores de café a “esta barra quilombera que no deja que no deja de alentar”. Con puntos altísimos, como Carlos Sturze y Fena Della Maggiora, el Bicho Gómez, Pachu y Pablo, Sebastián Almada, Campi y Pichu Straneo, Listorti, Diego Pérez y Freddy Villarreal, tan eficaces y talentosos que en un momento tuvieron necesidad de superar los formatos tinellianos y se desarrollaron individualmente en nuevos espacios. Sketchs como “Los raporteros”, “Deportes en el recuerdo”, “Figuretti”, “Pepe rompé” y “Korol fútbol” quedarán en la historia menor del humor televisivo.
Lo que no me gustó es la figura de un Tinelli sobrador, promotor de entretenimientos ridiculizadores de la condición humana o denigradores de ilusiones a través de las cámaras sorpresas o cómplices. Algunas, como “El peor día de tu vida” o aquellas que contaban como cómplice a una figura famosa, (como “Cámara In Fraganti”, con Luciana Salazar) llegaron a ser de una crueldad difícil de igualar. Reivindico el blooper, en especial el realizado domésticamente, como mensaje propio de estos tiempos: deploro la cámara oculta o sorpresa, carente de ética y la generación de humorismo a costa de un pobre inocente. Y, aún peor, en el caso de que no fueran inocentes y que como se afirmó en numerosas ocasiones esas parodias fueran el producto de arreglos previos, lo que se exponía era muy desdichado, ya que el objetivo primero y casi único era fastidiar, hacer padecer y sacar de las casillas a alguien.
A Tinelli debe reconocérsele que entendió a la perfección ese fenómeno contemporáneo de que, para sacudir el anonimato, la gente demanda sus segundos o minutos de fama.
También me enfrento con la idea negativa de que, en general, sus programas sean la “no memoria”, porque la vida empieza y termina con sus contenidos, nada existe ni antes ni después. Y la deliberada y discutible decisión de omitir todo aquello que sea profundo o de una línea mínimamente opuesta al entretenimiento. En los dos últimos años tuvimos que aceptar -a la manera de un “pensamiento único”- que una de las principales fuentes informativas de nuestras vidas fueran los programas de Tinelli, reproducidos en más de una docena de programas, en secciones de diarios y revistas y en la radio, y que los grandes conflictos fueran los enfrentamientos entre los participantes de “Bailando…” o “Patinando por un sueño” y sus jurados. Creo que nos merecíamos otra clase de polémicas, algo más que los futiles escándalos mediáticos originados en estos entredichos. Es probable que alguien diga -yo mismo-: “Bueno, pero del aprovechamiento que el resto de los medios hacen de éste programa de alto rating no es responsable Tinelli”. Es cierto. Pero Tinelli no hizo nada para evitar la “tinellización” de la vida argentina. No creo, como alguna vez argumentó Juan Pablo Baylac, el vocero del ex presidente De la Rúa, -promotor en su momento del concepto de la “tinellización”- que una imitación de Show Match hubiera esmerilado la figura presidencial hasta obligarla a alejarse de su cargo. Si De la Rúa renunció no fue responsabilidad ni de Tinelli ni de su programa; fue, seguramente, por cuestiones mucho más profundas. Bah, digo yo, por la salud institucional de nuestro país prefiero pensar que el ciclo del ex presidente se terminó por cuestiones políticas más subterráneas y difíciles de explicar que porque en un programa de alto rating se lo imitaba como vacilante e ineficaz. Pero es riesgoso, insisto, cuando esa enorme cantidad de horas, como las que dispuso Tinelli en estos años recientes, es presentada como alternativa de programación casi exclusiva.
Chapeau Leandro!!!. Qué buen post.
Es una (u otra) verguenza la exclusión de la opinión de Ulanovsky en el libro.
Aunque, pensándolo bien y repasanso alguna de las firmas, le hicieron un favor dejándolo afuera.
La pluma de Carlos U. sigue siendo una de los estiletes más agudos del periodismo nacional.
Pero ese Carlos Ulanovsky es boludo o se hace? le pidieron que escriba una columna para un libro aniversario y termina haciendo una critica, tiene menos diplomacia y sentido comun que una pirinola. En serio pensaba que le iban a publicar cualquier cosa que escriba solo por ser el? en serio lo pensabas vos tambien Sanoni? si vos eliminas comentarios que por te perjudican por que Ideas del Sur no iba a eliminar lo que escribio este salame arruinando el sentido del libro?.
Pero ese Carlos Ulanovsky es boludo o se hace? le pidieron que escriba una columna para un libro aniversario y termina haciendo una critica…
jajaaa maravilloso, Otro Carlos.
mis respetos a don Ulanovsky, aunque esta vez la pifió.
;-)
Que bueno que lo hayas subido acá para que podamos leer ALGO MÁS q las ideas aprobadas por Tinelli en su libro. Muy buena la nota de U. Saludos, Lalo!
parece escrita asi nomás la nota. No? no tiene nada interesante.
que buena observación “Otro Carlos”. NO lo había pensado. Considerando como manejas el sitio y la moderación de los comentarios, Zanoni, este post está demás.
Este es tu blog, lo leo porque me gusta pero todavía no entiendo el criterio de publicación de los comentarios. Hay que putearte sin argumentos para que publiques los comentarios? (claro, esos son fáciles de refutar, no?)
Ulanosky no es un critico, es un chupamedias profesional, que se la pasa diciendo las mismas cosas sin importancia que diría tu abuela…
relata la realidad sin ninguna vision critica, y esa tibieza naive para “pegarle” a un siniestro monstruoso como tinelli… por favor… oajala te hubieran dejado afuera por algo de peso!!!
Mira que tinellizada esta la Argentina que hasta en este blog se habla de el.
Me parece muy liviana su critica, es como que queda en medio de una critica verdadera y un chupamedismo. Ulanosky como muchos en los medios se dan titulos de grandes periodistas cuando no han pisado una univerdsidad, lo principal es la educacion y no me vengan con la experiencia.
pipo, mucho de los mejores periodistas no son egresados universitarios, y no pasa por ahi: lanata, aliverti, Jorge halperin, y sigue la lista.
Y te puedo mencionar 300 egresados de comunicación que no saben escribir 3 líneas.’
ahora, sin duda, Ulanosky es de una tibieza y se instaló como ‘experto”, y realmente, comenta la realidad como cualquier nabo en su casa, no aporta naaaaaaaaada!!!!
Lia, te puedo comentar que varios de los mejores escritores y periodistas del mundo se han formado de una u otra manera en los claustros de las facultades. Ir a una universidad y graduarte de no es seguridad de talento, que es lo que tienen varios de los periodistas enumerados por vos. Lo que si hace la educacion es potenciar y mejorar tus aptitudes.
A lo que yo me referia es a la capacidad de enaltecer a ciertos personajes de los medios por el solo hecho de que hace mucho que estan ahi, la bendita “trayectoria”. Ulanovsky es presa de esto ultimo.
Disento con vos en el caso de Lanata quien es muy inteligente pero no se si es el mejor periodista, o sea cual es el parametro de evaluacion?
Hay que ver la cantidad de estupideces que se pone a escribir la gente cuando se toca (aunque sea de refilón) al intocable de Tinelli. A ver, forros, si te invitan a participar en un libro, se supone que es porque les interesa tu opinión objetiva como periodista, porque es importante que tu nombre esté allí en ese libro. En cualquier país “normal” del mundo sucede así, pero es cierto, me olvido que estamos en la Argentina. El artículo de Ulanovsky, dicho sea de paso, no aporta mucho pero definitivamente es lo más políticamente correcto que se puede decir de Marcelito sin caer en la obsecuencia o en la mentira. Me pregunto qué habrán escrito los demás que sí fueron incluídos en el bendito libro…
Tinelli paso las fronteras sus programas se vieron fuera de Argentina años despues cuando ya estaba con otros formatos,es facil criticar pero generar, arriesgarse, involucrarse no lo es tanto, como en el futbol tenemos que ver que hace el jugador dentro de la cancha y no fuera.