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Un debate con altura
Las dos campanas fue un programa que se planteó en el año ?72, en septiembre u octubre, planeado para las elecciones de marzo siguiente. La idea era, justamente, mostrar dos campanas, antinomias. Había dos conductores: uno era Conti y el otro yo, y cada uno atendía a una de las dos campanas.
En ese momento, el mayor desafío que nos podíamos plantear era un debate entre José Ignacio Rucci y Agustín Tosco. Por aquellos años, el sindicalismo de izquierda estaba muy consolidado y arrastraba mucha gente, y Tosco era la cara más visible de ese movimiento. Rucci era el polo opuesto: el sindicalismo peronista. Con Rucci éramos amigos, por lo que no me fue difícil convencerlo de asistir al programa. Mucho más complicado fue que aceptara Tosco, pero evidentemente mi nombre le dio garantías y terminó por asistir, porque sabía que iba a haber trato igualitario y que no iba a haber ventajas para ninguno.
Grabábamos en el estudio de Canal 11, un día antes de salir al aire. La jornada de la grabación del programa, tanto Tosco como Rucci se aparecieron cada uno con sus respectivos grupos de guardaespaldas. Había llegado el momento de empezar la grabación y el clima que se había creado en el estudio era pesadísimo: si alguien llevaba las manos al saco para sacar un cigarrillo, del otro lado había otros siete que metían la mano en el bolsillo para sacar un arma. Empezamos a grabar en ese clima complicado. A medida que empezaba el debate, yo veía que todos se medían, los de Rucci con los de Tosco, y viceversa. Era imposible seguir. Entonces decidí una cosa. Les propuse habilitarles dos oficinas del canal, una para los guardaespaldas de Rucci y otra para los de Tosco, con catering y un televisor en circuito cerrado. ?Acá en el estudio no queda nadie salvo los conductores y los invitados?, les dije, ?si quieren pálpennos de armas a Conti y a mí?. Por suerte aceptaron. Bajamos a comprar comida en el boliche de la esquina, y se las mandamos a los guardaespaldas. Y así se pudo grabar.
El debate tuvo un nivel bastante alto. Fuera de cámaras, Rucci y Tosco no se hablaban mucho, aunque como el programa era grabado, los cortes no duraban demasiado y no tenían demasiada oportunidad. Creo que, tanto ellos como Conti y yo, la pasamos bien. No hubo asperezas salvo en lo ideológico. Fue un debate con altura, que creo que por eso se convirtió en un mito.
El programa medía 45 puntos de rating, y era periodístico, números que hoy son impensados hasta para las ficciones. Tal fue el éxito de La otra campana que el programa continuó más allá de las elecciones de marzo, y para continuar con la lógica de debates empezamos a invitar a deportistas: por ejemplo, Carlos Bilardo y César Luis Menotti.
Lo hice grabar de nuevo
El 17 de octubre de 1970 compré el Canal 11, que por entonces se llamaba Teleonce, y le agregué el lema ?El canal de las noticias?. Comencé a armar la grilla que terminó por promediar entre 40 y 50 puntos de rating ?si algo medía 30 puntos, lo considerábamos un problema? con programas como Yo me quiero casar, ¿y usted?, Operación Ja-Ja y El botón. Y, claro, Las dos campanas, que producía yo mismo.
El programa consistía en invitar a dos figuras contrapuestas, y en su primera emisión presentamos a Agustín Tosco ?que representaba al sindicalismo combativo de Córdoba? y José Ignacio Rucci ?que dirigía la CGT nacional?. En el decorado había dos sillones, y al lado de los invitados, dos periodistas: Jorge Conti y Gerardo Sofovich. En una de las emisiones, asistieron los boxeadores Bonavena y Peralta, que se odiaban, y en un momento Bonavena dijo algo ofensivo contra la mujer de Peralta, por lo que entró en la grabación Héctor Méndez ?el manager de Peralta? para pedir que cortáramos. Era un programa difícil.
Recuerdo que Gerardo me había venido a ver una semana antes y me había dicho que quería debutar como periodista y animador. Le dije que nunca en la vida había sido animador, y él me pidió: ?Probame?. Justo yo estaba pensando en largar ese programa, no tenía otro conductor, y Sofovich se convertía en una atracción interesante. En el programa había también periodistas gráficos invitados: de los diarios El Mundo, La Nación, Clarín, Crónica y otros.
En el caso del debate entre Agustín Tosco y José Ignacio Rucci, hubo que repetir la grabación. La primera versión se hizo mientras yo estaba de viaje por América latina, y la dirigió otra persona. El problema surgió de que yo tenía una versión definida de cómo debía ser Las dos campanas, y cuando regresé del viaje y me mostraron el tape, lo que descubrí en la pantalla no era lo que yo había imaginado. Entonces tomé una decisión: el programa debía grabarse de nuevo. Lo más difícil, entonces, fue volver a convencer a Rucci y Tosco para que se enfrentaran otra vez ante las cámaras. Terminamos por decirles que los tapes se habían perdido y que por eso no iban a poder salir al aire si no volvían a concurrir.
Para que el programa saliese tal como lo había imaginado, decidí dirigirlo yo mismo. Fue así como lo hice, en un estudio de Canal 11 y con tres cámaras. Del encuentro, recuerdo que Tosco y Rucci se trataron bien, con corrección, y de hecho terminaron en buenos términos. El debate ?o debería decir la segunda grabación del debate? duró una hora y media. Sofovich se dedicó a Rucci, y Conti, a Tosco.
Esa emisión se transformó en un clásico.
Las dos campanas se mantuvo en el aire hasta 1974, cuando me sacaron el canal.
2 de los recomendados del domingo “conducen a Cumbio”…
¿O hay una gran crisis en los diarios o en los criterios de seleccion?
No comento esto por pacato o por retragado. Entiendo el fenomeno flogger (incluso tengo un FOTOLOG), pero no considero que sea TAN interesante este personaje. No hay mucho para “sacarle” y todos los reportajes/informes son medianamente iguales.