Esta nota la escribí hace dos años para la revista COSAS de Perú. Entrevisté a Fontanarrosa -que ya tenía su problema de salud- por teléfono y vía mail. Se me ocurrió enfocar la nota en sus pasiones. Junto a los testimonios del Negro, intercalé opiniones de otras personas. Así Horacio Pagani habló de fútbol, Caparrós de Rosario, Maitena y Nik de sus dibujos y Daniel Divinsky, su editor de siempre, sobre qué significa editar a Fontanarrosa. Lo que sigue es la nota entera:
La pasión según Fontanarrosa
El escritor argentino Roberto Fontanarrosa está con medio cuerpo paralizado. Sin embargo moviliza a miles de lectores, como quedó demostrado en la última Feria del Libro de Buenos Aires. Un periodista fue a buscarlo para conocer más sobre sus grandes pasiones y de paso, les preguntó a sus amigos: ¿Será el fútbol, el humor, el dibujo o la literatura?
Roberto Fontanarrosa es, por lo menos y en forma aleatoria: humorista, escritor, amigo, dibujante, periodista, padre, hincha del equipo de fútbol argentino Rosario Central e ídolo popular. No es poca cosa. Por eso sus pasiones son muchas y variadas, pero según él mismo aclara, ?no muy diferentes a los de la mayoría de los tipos comunes?.
El ?19 de diciembre de 1971?, nervioso y transpirado, Roberto Fontanarrosa vio por televisión en blanco y negro la famosa palomita de Aldo Pedro Poy, el día que con su gol el club Rosario Central le ganó a Newell´s, su archirival, y dio un paso enorme para salir campeón por primera vez en su historia. Fue un día inolvidable que celebró en la habitación de la casa donde ahora vive su madre, en Alberdi. Hoy El negro, como le dicen todos, sufre una enfermedad que le ha paralizado la mitad del cuerpo. Pero ese día su ansiedad y alegría no le dieron tregua y convirtió esa fecha en el título de uno de sus cuentos más famosos sobre fútbol, que integra la compilación ?Nada del otro mundo? (1988). También homenajeó a la barrera, al penal, a los entrenadores, hinchas y a todos los que integran el folclore del deporte más popular. La recopilación de cuentos ?Puro fútbol? es un buen puntapié inicial para empezar a preguntarse ¿quién es Fontanarrosa?
El Negro es un hincha del fútbol y sobre todo, fana de Central. Por eso le regaló a ese deporte, para muchos, sus mejores cuentos. ?El área 18?, los relatos de La Hermana Rosa en Clarín y ?No te vayas campeón?, una exquisita historia del fútbol nacional, son apenas un amague. ?Acá en la Argentina, que alguien sea fanático del fútbol no es sorprendente. No sé de donde viene esa pasión, porque mi viejo no era un apasionado pero si era fanático del básquet. Él era peronista y Central siempre fue peronista, porque es el equipo del pueblo. Mis tíos eran de Central y también mis compañeritos de la primera. De manera que no me quedaron muchas opciones y empecé a ir a la cancha?, cuenta, con feliz resignación. Dicen los que lo conocen que hasta hace poco El Negro jugaba bien, aunque él lo niegue.
Horacio Pagani es un veterano periodista de Clarín y uno de los que más y mejor pueden hablar sobre el Negro y sobre fútbol. Entra trotando a la cancha para decir: ?Yo siempre digo que la mejor referencia futbolera de un escritor es la de él. Es un tipo de fútbol y hecho a la imagen del periodismo. Además cubrió para Clarín el mundial `94 y `98, donde compartimos la habitación. Es un futbolero de verdad, mira todos los partidos. Sabe entender el idioma y llegar directo a la gente; la que conoce de fútbol y la que no conoce también. Hay una gran complicidad?.
El Negro, por si hace falta decirlo nació en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fé, en 1944. Tal vez sea, junto a Fito Páez, el rosarino vivo más famoso. Es imposible hablar de Fontanarrosa sin nombrar a Rosario, y viceversa. Según el escritor y periodista Martín Caparros ?es raro que una ciudad convierta a uno de sus habitantes vivos en una imagen tan omnipresente, pero la cara de Fontanarrosa está por todas partes ?y su nombre y su loa. Fontanarrosa es Rosario; entre otras cosas, porque hizo lo que muchos allí llaman ?la gran Fontanarrosa?: en una ciudad que muchos abandonan para ?triunfar? en la capital, él se quedó, y pudo hacer desde allí toda su obra?.
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Fontanarrosa es un gran dibujante. Desde hace treinta años, todos los días, miles de lectores buscan con frenesí su chiste en el diario Clarín. Y es el padre de dos de los personajes más famosos de la historieta nacional: Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso. El Negro, dice, se siente naturalmente un dibujante. Pero un dibujante ?correcto?, aclara. ?La historieta es una especie de cine pobre. De chico era un fanático de la historieta y hoy tengo una necesidad fisiológica. No puede estar mucho tiempo sin dibujar. No soy un gran dibujante, comparado con otros colegas muy virtuosos: Hugo Pratt, el uruguayo (Alberto) Breccia, Crist, Carlos Alonso, Hermenegildo Sabat. Yo no. Yo simplemente quiero que el dibujo cuente la historia que quiero contar. No experimento demasiado?.
Ahora entra en juego Nik, la cara joven del humor gráfico argentino, que en los años ´90 le dio voz al personaje Gaturro desde las páginas del diario La Nación. ?El aporte mayor de Fontanarrosa al humor gráfico proviene desde lo textual, en el manejo del discurso. Proviene de una camada de dibujantes donde todavía no existía el color en los medios y con el manejo de los blancos y los negros hicieron mucho. También Quino, otra bisagra en la historia, aportó muchísimo desde lo gráfico, con el humor mudo, pudiendo contar cosas sin texto. Limpió el dibujo. Pero fue a partir de los `70 que el Negro trajo un aire nuevo en la forma de contar los chistes: el globo, el juego de palabras, la narrativa en Inodoro Pereyra, que tenía un formato más largo, de una página entera. Su humor fue jugoso desde ese lugar. Él fue el creador de un formato que después se popularizó mucho: el de dos personas hablando, una respondiéndole a la otra. Desde el dibujo podríamos decir que no es su mayor fortaleza, pero si tiene un estilo muy bueno y característico que lo fue puliendo con los años, como todos los dibujantes. Tiene un trazo muy referente de él, muy fácil de identificar. Como dibuja las manos, las narices y los ojos de sus personajes, por ejemplo. Y en cuento a la tipografía, él es uno de los pocos dibujantes de historieta que escriben en cursiva?.
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En 1968, año del Mayo francés y del asesinato de Martin Luther King, Fontanarrosa publica su primer chiste en la revista rosarina Boom: un policía muestra su bastón manchado de rojo sangre y dice ?no hay ninguna duda, eran comunistas?.
Varias veces dijo El Negro que el mejor elogio que le pueden hacer sus lectores es ?me hiciste cagar de risa?. Vamos a buscar a la gran Maitena, que se hizo un lugar entre los hombres con sus Mujeres Alteradas, su talento y su pelo platinado, siempre cortito. Ah, y su humor, claro. Le pedimos que defina el del Negro y ella nos da el prólogo que escribió para una edición española con chistes de Fontanarrosa: ?Su humor es rápido, inteligente, está lleno de ironía y de poético escepticismo, de delirio y absurdo, de locura y genialidad, todas virtudes que, como profesional del humor, lo enaltecen. Pero su mayor virtud la trae de la calle, del patio, de la vereda, de la vida. Y es que el ?Negro? es un atrevido en el mejor sentido de la palabra: nada lo detiene. Se mete con todo y se ríe de lo que sea. Siempre sorprende. Siempre encuentra la palabra justa, el diminutivo perfecto y la onomatopeya fonéticamente correcta para hacer de cada viñeta el chiste más gracioso posible?.
Muchos humoristas guardan con recelo las claves de la fórmula mágica que usan para hacer reír. El Negro no. ?Yo me nutro con un poco de todo. Arranco por juntar la mayor cantidad de información posible. Leo los diarios y me informo con las noticias todo el día. El chiste diario para Clarín ya lo tengo que tener listo después del mediodía. Los mecanismos para llegar al chiste son pocos, pero diversos. Yo tengo los míos, que son elaborados, pero no tanto como los de Quino, por ejemplo. Hay situaciones que generan ocurrencia. El trabajo, por ejemplo. Allí pasan cosas muy llamativas, absurdas. Intento dar varios pasos previos antes de llegar al chiste. Por supuesto que la sorpresa colabora mucho, ir para un lado y terminar en otro?.
El humor de Fontanarrosa es tan simple que exaspera. En la biografía de su primer libro de chistes (¿Quién es Fontanarrosa?, 1972), el Negro escribió que colaboraba con Clarín y con ?varias otras publicaciones? comprándolas?.
Puede describir una situación típica, como una pareja caminando por la calle en invierno, y provocar el descostille instantáneo. Toma las palabras tal cual las dice la gente común. Dice al respecto que ?la simpleza es un punto de llegada y no de partida?. También habla de lo que significa para él el ?humor popular? y lo distingue entre lo chabacano y grosero. ?Hay una falsa creencia que lo popular consiste en ser burdo, escatológico y putear sin motivo. Yo no estoy de acuerdo, claro. Tampoco me gusta mucho distinguir eso del ?humor inteligente?. Lo popular consiste en captar a la gente común, al tipo que vive con dos mangos. El humor debe ser accesible a todos o a la mayoría. Un chiste sobre cricket no va a ser popular porque lo van a entender diez personas?.
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Pasemos ahora a otra de sus pasiones: la literatura. Ya son catorce los libros de cuentos que se traducen a idiomas como el portugués, francés e italiano. A esos se le deben sumar los libros de historietas, recopilaciones y tres novelas, entre otros. El libro ?El mundo ha vivido equivocado? (1982) lleva ocho ediciones vendidas y contiene el cuento homónimo que ya se convirtió en un clásico de la literatura argentina.
?Somos una editorial mediana que no invierte en promoción, ya que sus libros se venden solos. Eso es algo inusual en la industria?, arremete Daniel Divinsky, el dueño de Ediciones de la Flor, editorial que lo cobija hace treinta y seis años. ?Editar a Roberto es lo más fácil del mundo, No hay ningún autor menos pagado de sí mismo, en cuanto a la perfección de su prosa. Acepta todas las sugerencias. Es mas: admite que haga la corrección editorial ¡sin siquiera revisarlo después! El casi nunca corrige sus textos. Eso habla de una humildad y celeridad en la escritura?.
Cuando le preguntan a Fontanarrosa el motivo de su lealtad para con la Editorial, el responde: ?es muy simple: cuando llamo, soy atendido por sus dueños, cosa que no ocurre en ningún otro lado?.
Sutil como pocos, Fontanarrosa casi siempre retrata a una clase media argentina venida a menos por culpa del progreso siempre esquivo. Pero no se olvida del amor, la traición, el crimen, el sexo y cualquier otra cosa que pertenezca a ese mundo llamado realidad. ?Quien no se haya reconocido en uno de sus cuentos, miente. Y se miente?, dijo hace poco el escritor Guillermo Sacomanno en el diario Página/12.
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La fama del Negro no es puro cuento. En la Feria del Libro de Guadalajara, mientras se encontraba entre una maraña de gente firmando libros y regalando sus dibujitos, una mujer colombiana grita:
-Fontanarrosa?hazme un niño!
-Pero es que yo no dibujo niños?- responde, tímido, el Negro
-¡No! ¡Hazme un niño de verdad!
En mayo, cuando estuvo en Buenos Aires para la última Feria del Libro, el vicepresidente argentino, Daniel Scioli, le entregó la ?Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento?, la máxima distinción del Senado argentino. En su discurso, el Negro dijo: ?Le dije a mi vieja Rosita que venía a Buenos Aires a asumir como senador?. El Salón Azul del Palacio Legislativo explotó en risas y aplausos. Poco antes, en noviembre de 2005, había tocado la fama cuando en el Congreso de la Lengua que se realizó en Rosario, sorprendió a todos con un discurso que reivindicaba el uso de las malas palabras. Injustamente, tal vez por padecer una esclerosis múltiple que de a poco le va inmovilizando el cuerpo, el Negro está de moda como nunca antes. A poco de salir, su último libro de cuentos (?El Rey de la milonga?) ya va por la tercera edición, y dicen que los turistas que llegan a Rosario ya preguntan dónde se lo puede ver al Negro Fontanarrosa.
Los medios lo buscan siempre, ya que un reportaje con él siempre resulta. Recibe incontables pedidos de entrevistas por día, pero no se queja: ?uno se siente repitiendo un casette, pero siempre digo que peor es laburar en un banco o en el puerto?.
Horacio Pagani vuelve a entrar a la cancha para intentar explicar la razón de su fama: ?El Negro es todo lo contrario a esos escritores intelectuales que se alejan del fútbol y de lo popular, porque creen que escribir de fútbol es bajar el nivel de la literatura. El Negro no. Es humilde, simple y todo el tiempo intenta acercarse al hombre común que camina por la calle en el barrio. Y eso tal vez, sea la razón de su gran éxito?. Para Martín Caparrós, Fontanarrosa terminó de convencernos de que no hay géneros menores: que una historieta o un cuento de humor podían ser tan significativos como cualquier otro texto?.
Leandro Zanoni
Como se lo extraña.
¡Qué bueno, Leandro, que pudiste entrevistarlo y este reconocimiento! Fontanarrosa era “nuestro-nuestro”: tan auténtico, tan rosarino, TAN argentino. Como el mate y el lunfardo.
Como dice el tango, “yo sé que ahora vendrán caras extrañas…”, salieron muchos a hablar loas sobre El Negro, y eso está bien, pero me pareció hipócrita cuando muchos de ellos nunca comulgaron con su ejemplo: ni aman nuestro idioma, ni su lugar de origen, ni defienden nuestra cultura, tal como lo hacía Roberto. No son auténticos. Es más, hasta reniegan de ser quienes son careteando.
¿Viste que en la web circula de tanto en tanto ese mail “Diccionario”, con un relato del Negro, donde daba cuenta de la invasión inglesa de nuestro idioma? Ahí denunciaba estas cosas. Creo que fue, es y será un gran defensor de nuestra cultura. Hacen falta tipos así!… Un abrazo.
NIck de lo único que puede hablar es de chorear
Muy buena nota…!
¡ENTREVISTA POR MAIL Y POR TELEFONO! ¡A UN ARGENTINO!
Digno de Gatopardo y etiqueta Negra.
Pasaba para informarles sobre un nuevo sitio en donde se pueden encontrar cuentos del Negro Fontanarrosa. Tanto publicados en internet como no.
La dirección es:
http://seleccionnegra.blogspot.com
Gracias.
q feooooooooo
q feooooooooo……. toma un fakiu
Gracias negro por tu magia. Luciano y Flor.