Vestidos con trajes y relojes caros, prolijamente maquillados para televisión y mientras tomaban buen vino y hundían sus tenedores en platos que en un resturante valdrían 300 pesos cada uno, los invitados a la mesa de Mirtha Legrand la semana pasada se pusieron a teorizar sin ningún pudor sobre la pobreza, la desigualdad social y la delincuencia, entre otros temas. Los actores Ricardo Darín y Oscar Martínez y el director Damián Szifrón fueron los más activos junto con la conductora del programa. Todos estaban allí para promocionar la película “Relatos Salvajes” cuyo estreno fue postergado, vaya paradoja, por conflictos gremiales en los complejos multinacionales de cine.
Szifrón dijo, textual: “Yo si hubiese nacido muy pobre, en condiciones infrahumanas, si no tuviera las necesidades básicas cubiertas, yo creo que sería delincuente más que albañil“.
No fue todo. También discutieron sobre el socialismo. Sin ningún sustento teórico o académico que lo avalara, Szifrón se metió en temas complejos e intentó explicar en treinta segundos, con un lenguaje de un adolescente, por ejemplo, las causas de la “violencia” o la “desigualdad social”.
Como si fuese todo lo mismo, mezclando temas, países y conceptos y sin ninguna cifra oficial de índices a los que se refería, Szifrón hacía un papelón. Oscar Martinez intentó frenarlo con frases sutiles, al igual que Darín, pero este con un poco más de prudencia en sus opiniones tal vez con pie de plomo después de que sus dichos hace un año sobre la riqueza de los políticos motivaron que Cristina Kirchner le respondiera vía Facebook. Darín, se notaba, no quería otro lío inútil.
Pero no hubo caso. Mientras en sus casas, un sociologo y un estudiantes de ciencias políticas se agarraban la cabeza, el cineasta parecía un caballo desbocado teorizando sobre el capitalismo que “crea desigualdades” y que “necesita pobres para existir”. Necesitamos quien haga el trabajo sucio, decía, como limpiar o ser albañil. Le recomendaría a Szifrón dejar por unas horas las películas de Robert De Niro para leer un poco de historia. Tal vez los esclavos durante el feudalismo de la Edad Media o los sirvientes de los reyes durante el Imperio Romano no son suficientes ejemplos de desigualdad para él. Pero la historia es rica en desigualdades sociales; hay varios ejemplos más.
Una de esas desigualdades tienen relación, justamente, con los empleados de las grandes complejos de salas de cine locales como Village, Hoyts, Cinemark y Showcase, donde se estrenará la película de Szifrón, cuya producción no es un dato menor en este contexto de discusión. La película fue producida por empresas como Telefé de Telefónica, Corner, la productora de Pedro Almodovar y la del empresario Claudio Belocopitt, dueño de la empresa Swiss Medical y Hugo Sigman, dueño de laboratorios y empresas agropecuarias, entre otras. Los complejos de cine nombrados abarcan la mitad de la oferta cinematográfica del país y reciben a casi el 40% del total de los espectadores que compran entradas para ver películas.
Hace dos semanas los trabajadores del Sindicato Unico de Trabajadores del Espectáculo Público (Sutep) realizaron un paro sorpresivo y total reclamando un nuevo contrato colectivo de trabajo. “Las condiciones de explotación en las que trabajan nuestros compañeros, con empresas multinacionales que no quieren entender que los trabajadores son personas, han llevado la situación a esta medida de fuerza?, dijeron en un comunicado.
El sindicato de trabajadores de los complejos reclaman hace dos años un nuevo convenio pero al no ser escuchados, tuvieron que iniciar las protestas. Reclaman, entre otros puntos, “respeto por las tareas convencionadas, licencia paga por enfermedad familiar, presentismo, puntualidad, adicional por zona desfavorable, pago de la función trasnoche, higiene y seguridad en el ámbito laboral sin discriminación de ningún tipo, ropa de trabajo adecuada, y seis francos mensuales (uno el domingo)”. Los grandes complejos de cines (de capitales extranjeros) están nucleados en la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantalla (CAEM). El monopolio es grande. El Holding Cinemarx en los Estados Unidos tiene 4 mil pantallas en 40 Estados y hace dos años compró la cadena Hoyts, por ejemplo. Es decir, en nuestro país, un solo grupo empresario recibe cada fin de semana, a casi la mitad de las personas que van al cine.
En varias de las 200 salas de esos complejos desparramados por todo el país se estrenará la película de Szifrón, quién en medio del debate nunca hizo referencia al conflicto gremial que paralizó a su industria pero sin ponerse colorado sostuvo que el capitalismo es el culpable de la pobreza y que necesita de pobres que trabajen por bajos salarios. “Y esto crea violencia”, remató. La distribuidora de la película argentina es Warner Bros, una de las dos más grandes conglomerados de cine y televisión en el mundo que el año pasado tuvo ingresos por casi 3 mil millones de dólares. La industria del entretenimiento, de la que el creador de Los Simuladores es parte desde el cine, es una de las varias columnas del capitalismo moderno.
La señora Legrand dio por terminado el “debate” y ordenó un corte. Sonaba la cortina del programa, las luces bajaron, la grúa con la cámara se iba por los techos. Se veían las sombras de los invitados. Szifrón aprovechaba el corte para seguir disfrutando de su postre gourmet.
Lalo, en mi opinión los dichos de Szifrón fueron, cuando menos, huecos. Pero no lo se lo puede criticar por dar una opinión sin sustento, porque precisamente ese programa está pensado para eso. Invitar a personas de distintos ámbitos para que hablen de cualquier tema. Y eso incluye también cosas de las que no entiendan nada. No hace falta ser licenciado en un tema para opinar de eso. Yo opino de fútbol y jamás pisé una cancha y eso no me invalida. Pero si comparto, lo pobre de su análisis.
Dice el autor “Una de esas desigualdades tienen relación, justamente, con los empleados de las grandes complejos de salas de cine locales Village, Hoyts, Cinemark y Showcase” pero antes hace gala en su bio sobre el éxito de sus campañas 2.0 para Adidas, McDonald´s, MovieCity o Pepsi. Aclararía yo, exitosas campañas que han colaborado con los contratos de trabajos basura que Mcd celebra con sus empleados, o con la explotación de costureras chinas por parte de Adidas. Exitosas campañas que logran que niños diabéticos empeoren su salud con hipercarbohidratadas Pepsi Colas. Sin duda, grandes colaboraciones del autor en esos éxitos.
En Argentina se confunde capitalismo, con derecha, con liberalismo, con libre mercado. Eso es agotador de escuchar.
Mezclas todo en la nota. Lo primero que dice Szifron es cierto, ¿vos crees que el hecho de tantas personas sin las necesidades básicas cubiertas no tiene nada que ver con la delincuencia? ¿Vos crees que en eso el sistema no tiene nada que ver?
Es curioso porque en la nota en un momento hablas de que un sociólogo se agarraría la cabeza, CUANDO LOS SOCIÓLOGOS SOSTIENEN LO MISMO !
Ahora bien, más allá de este punto, es cierto que después Szifron se va por las ramas con sus criticas al capitalismo, sistema del cual forma parte y del cual disfruta para su bien personal. Y también es cierto que las cadenas de cines explotan a sus empleados.
De todas formas, ésto no quita lo primero que dijo Szifron, lo cual es cierto.