Ignacio Hurban jamás se imaginó estar en en la tapa de casi todos los medios más importantes del mundo. Pero la vida tiene esos giros. Es el nieto recuperado número 114 pero, además, el nieto de Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo que lo buscó sin descanso durante 35 años. Hasta hoy.
Ignacio nació en cautiverio el 26 de junio de 1978. Cinco horas después de nacer, fue secuestrado de los brazos de su madre laura, quien militaba en Montoneros y había sido secuestrada casi un año antes. Después de parir encapuchada, lo llamó Guido, como su padre y marido de Estela. El padre biológico de Guido, pareja de Laura, se llamaba Walmir Oscar Montoya.

Hoy es un hombre de 36 años que vive en la ciudad bonaerense de Olavarría (de 120 mil habitantes) donde todos lo conocen como “Pacho”. Está en pareja con Celeste Madueña, una diseñadora de modas. Por su cuenta decidió hacerse un estudio de ADN después de sospechar el origen de su propia identidad.

Es un tipo muy tranquilo, de perfil bajo. Educado, culto y austero. Le gusta leer en el fondo de su casa, debajo del sauce. Además es muy futbolero, hincha fanático de River. Es músico, arreglador y compositor. Toca el piano. Los que lo conocen lo definen como un talentoso y aseguran que toca muy bien. Es amante del jazz (especialmente de Miles Davis). Es tan austero que no le interesa ni los lujos ni la ropa. Sus amigos lo cargan porque siempre usa el mismo sweater punto inglés pasado de moda y maneja un viejo Fiat 147 blanco. Suele ir a comer milanesas a “Mc Ola”, un restaurante gourmet de Olavarría.

Trabaja como director de la escuela municipal de música “Hermanos Rossi” de Olavarría y también da clases particulares de música. Por eso en Olavarría se lo conoce como “el profe de música”.

Comprometido con los Derechos Humanos, en 2013 tocó en el ciclo “Música por la Identidad” y en el Festival de la Memoria “Haroldo Conti”. También compuso la canción “Para la Memoria” sobre la dictadura militar.

Surten menguar las ideas pues que se frena la clara
con dos monedas de cobre cubriéndome la mirada
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño

Pacho es un muy buen orador y suele representar a los demás profesores en reclamos gremiales ocasionales.

Sus padres adoptivos, llamados Clemente y Juana, viven en Loma Negra (en la Villa Alfredo Fortabat) a unos 15 kilómetros e la planta urbana de Olavarría. Sus íntimos no los conocían y afirman que en el vínculo entre ellos siempre hubo algo raro pero que jamás tocaron el tema ni se animaron a preguntar. Ignacio tampoco hablaba demasiado de ellos. Clemente, fallecido en 2012, era un peón rural y con su esposa no podían tener hijos. Quien les habría entregado a Ignacio sería el dueño del campo en el que trabajaban y vivían, en las afueras de Olavarría.

Hace dos años, el 7 de agosto de 2012, Ignacio tuiteó: “Las mejores cosas de la vida, no son cosas” #Nieto106

 

 

 

 

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