La Decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social UNLP (La Plata) Florencia  Saintout (en Twitter) publicó ayer un artículo en Página/12 sobre la utilización del dolor en la tragedia de Once que hacen los medios y de entrada se ocupa de eximir al gobierno de la “culpa” en la tragedia sino “a 30 años de destrucción al servicio de la reproducción del capital que entre otras víctimas produjo treinta mil desaparecidos, cientos de muertos por gatillos alegres y violencias institucionales, Cromañón, el hambre, la miseria y el desempleo”.

Saintout mezcla distintos tipos de hechos y consecuencias sin mencionar que el actual gobierno ocupa el poder hace diez años, es decir, un tercio de esos 30 que menciona. Cromañon, por mencionar un ejemplo de los que enumeró, se produjo bajo el mandato de Anibal Ibarra y durante el gobierno de Néstor Kirchner, quien además apoyó abiertamente a Ibarra como candidato porteño. Ibarra fue destituido a raíz de Cromañon.

Saintout continúa en su esfuerzo por eximir de responsabilidades al gobierno y agrega: “un gobierno que ha pedido perdón trata de reconstruirlo (al Estado), de recuperarlo, haciéndolo con éxito en muchos frentes, no llegando aún (aún, todavía) en muchos otros”.
Sería interesante que Saintout detallara mejor de qué se trata el “perdón” que menciona ya que varios integrantes del gobierno, lejos de pedir disculpas, trazaron una línea discursiva bastante alejada de la solidaridad y el arrepentimiento para con los familiares de las víctimas de Once, la responsabilidad y la autocrítica como funcionarios públicos. Basta recordar, apenas, las palabras del entonces Secretario de Transpore Juan Pablo Schiavi, quien horas después de la tragedia dijo que hubiese habido muchos menos muertos si el choque hubiese sido un día feriado. O las palabras de la misma presidenta Cristina Kirchner, quien durante un año evitó referirse en público a la tragedia, y un día antes del primer aniversario de Once dijo un escueto: “yo se que la pérdida de un ser querido es irrecuperable e irreparable. Nadie lo puede suplir y nada lo puede reparar”.

La Decana habla del uso del dolor de los medios en abstracto y no puntualiza de qué modo, quién y cómo se realizó esa utilización hasta la mitad del artículo, cuando nos enteramos que se refiere a “los medios dominantes” y “la repetición infinita de las caras y los llantos, del sufrimiento, de los carteles con nombres propios y la instalación junto a ellos de los periodistas de Telenoche”. Era Telenoche nomás, es decir, Canal 13, el Grupo Clarín.

Pero se olvida en su artículo del documento aprobado y leído por los familiares de las víctimas en la Plaza de Mayo, donde responsabilizan directamente al actual gobierno por lo ocurrido. Lo que piensan y dicen los familiares, verdaderos protagonistas del dolor, fue ignorado por Saintout.
Es cierto que todos los medios usen el dolor ajeno, siempre lo hacen y lo harán. No vamos a caer en ingenuidades a esta altura. La diferencia es de qué manera lo utilizan. Algunos lo hacen con fines más periodísticos, otros con objetivos políticos y algunos para esquivar analizar las causas y las responsabilidades. Este fue el caso de los programas militantes TVR y 678, quienes repitieron una y otra vez imágenes de los familiares llorando con una canción lacrimógena de León Gieco de fondo. ¿Quiénes usan el dolor y para qué?
En el informe no mencionan a Julio De Vido, ni a Jaime ni a la política kirchnerista de transportes y subsidios que ya lleva una década. En cambio, destacan el buen funcionamiento en la justicia por el procesamiento de las personas implicadas y, como dijo la periodista Julia Mengolini, que “el gobierno haya movido las fichas que tenía que mover”. Obvio, en el informe se ocupan de la cobertura “del monopolio”.

Sobre el final del artículo, Saintout habla de que los medios hegemónicos hacen “pornografía del dolor para saciar sus intereses”.
En octubre de 2011, durante un debate sobre medios en TN, la autora del artículo dijo: “hay que hacer periodismo con compromiso con la verdad. Y la verdad se construye con la pluralidad de voces”.