1 August 2011

Los hombres del juicio

Una mañana de otoño de 2010 el juez Ricardo Gil Lavedra citó al periodista Pepe Eliaschev en su estudio en la avenida Santa Fe. Ex integrante de la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares en 1985, quería confiarle al periodista un proyecto. Pocos meses después, el 9 de diciembre, se cumplirían veinticinco años del juicio que condenó a los autores del mayor plan criminal de la historia argentina. El fiscal Julio Strassera y los seis integrantes de la Cámara (Gil Lavedra, León Carlos Arslanian, Guillermo Ledesma, Jorge Torlasco, Jorge Valerga Aráoz y Andrés D Alessio, que falleció en 2008) se habían seguido viendo periódicamente durante un cuarto de siglo. “Siempre supimos que la verdadera historia del juicio aún no había sido contada y siempre pensamos que algún día la escribiríamos. Pero el tiempo ha pasado y ya es evidente que no es algo que haremos nosotros”, le confesó Gil Lavedra a Eliaschev.

Por unanimidad, los jueces lo habían elegido para proponerle esa difícil tarea. El resultado es el libro que el lector tiene en sus manos, una crónica conmovedora e iluminada sobre la mayor hazaña civil de nuestro país, una proeza que no ha sido aún adecuadamente reconocida por la sociedad argentina, aunque sea referencia obligada en medios jurídicos extranjeros. “Nadie en el mundo hizo tanto, tan rápido y de manera tan contundente”, sostiene el autor sobre la sentencia firmada en 1985. Este es, por primera vez, el testimonio crudo de aquellos señores jueces que no sospechaban lo que la historia les deparaba cuando fueron llamados a asumir tan enorme desafío, al que respondieron valiente y exitosamente.

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3 thoughts on “Los hombres del juicio

  1. Andrés Lapons

    ¿El libro cuenta que decidieron la sentencia definitiva en la pizzería Banchero?

  2. granizado

    Lindo proyecto. Lástima que lo haya escrito el crápula de Eliaschev.

  3. Diana Hunsche

    Felicitaciones a Pepe Eliaschev: su libro sobre los Hombres del Juicio es absolutamente necesario. Me emocioné. Adhiero a cada una de sus palabras en la entrevista con Nelson Castro. Y celebro su propuesta: la de rescatar un pedazo de nuestra historia tratando de impedir la apropriación ajena. Pepe se convierte así en otro hombre “de juicio”, de muy sano juicio, imprescindible en este momento, al colocar las cosas en el lugar que, rigurosamente, corresponden. Voy a comprar el libro, es una verdadera bocanada de aire fresco! Gracias y adelante! Diana.

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