De entrada, los autores Gonzalo Aguilar y Emiliano Jelicié anuncian el blanco: restituir el contexto histórico, social y cultural en que Borges fue al cine a lo largo de su vida. Y lo que surge no es solo la silueta de este hombre desdichado, malicioso irrefrenable y bricoleur genial; es la Argentina de los conservadores, y la de Apold, con todas sus contradicciones. Lo leí de un tirón, divertido y sorprendido por muchas informaciones que no tenía.
Los autores proponen un Borges va al cine que me dicen haber escrito ?bajo el influjo benéfico? de un librito del que he tomado distancia: hace muchos años, el que yo era entonces cometió un volumen que mereció reediciones con nombres variables: Borges y el cine, Borges en/y/sobre cine, Borges y el cinematógrafo. Hoy me halaga que Aguilar y Jelicié lo recuerden y solo deseo que este, el libro de ellos, excelente, borre la existencia de aquel otro?.
Edgardo Cozarinsky
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