Esta foto de Jorge Luis Borges haciendo pis tiene una buena historia detrás, que cuenta la revista Veintitrés. Fue tomada en 1973 por el fotógrafo mexicano Rogelio Cuéllar en el baño del Antiguo Colegio de San Ildefonso, un centro cultural de México DF donde Borges había ido a dar una conferencia. Cuenta Cuéllar que el escritor argentino le dijo cuando disparó: “El duende ya está haciendo travesuras”.
En 1996, como homenaje a diez años de la muerte del autor de El Aleph, la revista Viceversa publicó la foto. El director de la revista, Fernando Fernández, contó la historia en su blog Siglo en la brisa una conversación inédita que mantuvo con la viuda de Borges María Kodama cuando visitó el país. Ofuscada, Kodama le dijo: ?¿No le parece que eso no se le debe hacer a un hombre ciego? ¿No ve que es como hacerle mal a un chico??.
La historia sigue acá.
Excelente foto. Es decir, como amante de los escritos de Borges no me suma ni aporta nada, pero la anécdota no le quita calidad a la foto. Podría quedar para la posteridad como esas fotos de Capote haciendo sus otras travesuras.
Buen post.
Toqué a Borges, qué rara emoción. Tentado, lo guié hasta el inodoro. El maestro me decía gracias, no se moleste tanto, gracias, todavía puedo. El me decía con cierto pudor, con deseos naturales de quedarse solo y pelar su pajarillo en paz. Lo coloqué, más o menos, al lado del inodoro y salí. Ni siquiera miré a Doña Paula, la cincuentona histérica que aguardaba en el pasillo la finalización de la pishada, que contemplaba, desde el pasillo, a la concurrencia, acaso pensando en sus recuerdos del mañana, en sus nietos, y daba exageradas gracias a Dios porque todo hubiera salido ?lindo?, y porque Jorge Luis Borges estuviera allí, no tanto en el baño como en el altivo panamericano de artes y ciencias, un instituto embrionario, que se postula como paradigma, como dijo en el discurso. La cultura, ah, qué maravilloso es ?hacer cosas en el campo de la cultura?, si hasta parecía mentira que su esposa, la Astete, la de Millán, estuviera cantando milongas, qué logro, qué satisfacción.
Mientras tanto yo me preguntaba en cuánto podría cotizarse, dentro de algunos años, una fotografía de Borges meando. Me motivé, más aún cuando recordé que la puerta del baño no cerraba bien, tenía fallado el picaporte y roto el tambor. Sola, la puerta se abrió unos centímetros, suficientes centímetros para que, corriéndome medio metro, estirando mi cuello, pudiese distinguir con nitidez la figura enigmática, laberíntica, histórica, cautivante de Jorge Luis Borges pishando. Fueron unos poquitos centímetros que me permitieron contemplar el pajarillo inolvidable de Borges, en realidad un pájaro pálido, rugoso, breve y tal vez muy manoseado, desusado. El pájaro que ficticiamente penetró una primera y última vez la imagen de Ulrica, en la posada de Thorgate, una poronga andariega que supo de pueblos de Texas, de árboles de estancias, de baños de Adrogué, Las Delicias y diversas universidades.
Lo apunté: claramente en el visor, de cuerpo entero, el maestro sacudiéndose el pájaro. ¡Apunten!, ¡fuego!, clic.
Gatillé nerviosamente la primera fotografía, la pasé y de inmediato clic con la segunda, el flash iluminó la puerta del baño, el pasillo, las paredes del pasillo, el piso, y doña Paula se dio vuelta justo cuando clic gatillé la cuarta, y en la quinta clic la honorable señora comprobó mi inmoralidad, mi irresponsabilidad, sí era un individuo sin escrúpulos, un asqueroso, queridos.
Flores robadas en los jardines de Quilmes, Jorge Asís
diario tiempo argentino? szpolski? la coordinadora radical? cobos? coti? queremos info, info, info.
nesta si buscás información llegaste al sitio equivocado.
Lalo, arriesgate un resultado para el superclásico de mañana!
Abrazo grande.
Pingback: Borges y la polémica foto en el baño « eblog txt
Pingback: La foto más vendida de la historia | eBlog